Que la mujer es igual al hombre en derechos, oportunidades y obligaciones es una realidad, que podemos llamar, reciente: digo que sobre esto se podría escribir mucho y muy diferente, pero seamos optimistas y hablemos de una equiparación de derechos más o menos equilibrada reconocida en el ordenamiento jurídico.Todo ello es fruto de muchos siglos, aunque los resultados más "espectaculares" se hayan visto en el siglo XX (derecho al voto, equiparación salarial ¿?...).Desde las distintas administraciones se nos habla del principio de igualdad entre hombres y mujeres, y así lo recoge el ordenamiento jurídico; sin embargo, esto no es más que una igualdad formal, de forma. La realidad depende del caso concreto en el que se registran todo tipo de casos y circustancias diferentes, más o menos justos.Pocos cambios sociales se alcanzan con el mero hecho de reconocerlos y plasmarlos fríamente aplicando leyes. La cuestión es más compleja y hace referencia a las actitudes y disposiciones de las personas.CAMBIO DE CONDUCTASConseguir la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres pide un desarrollo normativo pero sobre todo exige un cambio radical de conductas desde la educación que impliquen modificar comportamientos, formas de vida y estructuras sociales, que llamen a la participación activa de la mujer en el trabajo, en la política, la cultura... y sobre todo que termine con un problema social de primer orden cuyo origen radica en esa desigualdad histórica entre los dos sexos. La violencia doméstica, que dicen los más suaves, y que quizás lo más correcto sea denominarlo terrorismo doméstico o contra la mujer. (En España mueren unas 70 mujeres cada año como consecuencia del maltrato que reciben por sus parejas).La violencia contra las mujeres no es un problema familiar ni privado. Es un problema social de primer orden que demanda el compromiso de todos. Se precisa un marco legal adecuado que penalice y asista, pero si buscamos una solución duradera, se necesita un esfuerzo de toda la sociedad, hombres y mujeres para cambiar actitudes y asumir responsabilidades. La transformación de la sociedad comienza por transformarnos a nosotros.No deja de resultar curioso que en esta sociedad de "valores" estemos cada vez más devaluados.