Antonio Concha nació en Plasencia el 8 de octubre de 1803. Dicen los historiadores que siempre se negó a aceptar cargos de mayor lucro y su humildad le obligó a rechazar premios o alabanzas. Era hijo de una sencilla familia que poseía una mediana fortuna. Después de repartir parte de sus bienes entre los pobres, falleció el 21 de octubre de 1882, a los 79 años, en Navalmoral, donde fue enterrado. Dejó dinero para fundar una escuela modelo y biblioteca cuya inauguración tuvo lugar el día 2 de enero de 1885.

La fundación benéfica y docente fue creada en el año 1882, por disposición testamentaria de Antonio Concha. Su objetivo era la creación, mantenimiento y desarrollo de escuelas maternales y párvulos, además de una biblioteca de carácter público. Se la puede considerar una de las instituciones arquetipo, en cuanto a la educación infantil, más antiguas de España, donde han recibido instrucción durante décadas niños moralos. La última voluntad del fundador advertía del carácter público y gratuito de todos los servicios que presta la fundación y su deseo de mantener su gestión alejada de la imposición de los poderes públicos. La fundación se regula por la Reglamentación de la Enseñanza no Estatal, aunque depende para su inspección y control de la Sección de Fundaciones Benéfico-Docentes del Ministerio de Educación. Este perfil exclusivo le ha provocado regirse siempre con cierta precariedad económica. Su influjo en la sociedad morala ha sido fundamental y posiblemente la naturaleza social e inquietud cultural de muchos moralos sería otra de no haber existido dicha institución: una institución libre, sin distinción de clases.

Sin duda es en los años cincuenta cuando las escuelas y la biblioteca alcanzaron su mayor auge: En el año 53 recibían atención educativa 422 niños de 3 a 6 años con mutualidad aneja. Y a la escuela de adultos acudían más de trescientas personas, muchas otras no podían matricularse por falta de local. La biblioteca tenía un fondo de 3.300 obras. Este año habían acudido 1.258 lectores y se habían servido 500 libros entre 405 lectores, en lo que se denominaba Sección Circulante, como la población tenía 8.000 habitantes, se podía considerar a Navalmoral un pueblo estudioso. Y si durante un siglo ha sido centro de ilustración para miles de niños moralos, ahora que las escuelas revierten a la propiedad de la institución, así deberán seguir siéndolo.