El reloj marcaba las nueve de la noche y fue la hora en que los vecinos de la localidad de Navalvillar de Ibor fueron evacuados de sus viviendas porque las llamas habían cercado el municipio, además los fuertes humos inundaban las calles del pueblo y se temía por la salud de los residentes, que en un primer momento fueron trasladados en autobuses hasta Bohonal de Ibor. En total 247 personas fueron desplazadas, el resto de habitantes de la pequeña localidad de 1.000 se refugiaron en casas de familiares o amigos en localidades cercanas, aunque muchos vecinos, en su mayoría hombres, no pudieron quedarse impasibles ante la catástrofe y decidieron ayudar en las labores de extinción de los incendios que asolaron sus tierras.Mientras, el resto de vecinos cenó en Bohonal aunque posteriormente fueron enviados hasta Navalmoral puesto que como es cabecera de comarca cuenta con mayores medios para atender a la población, como informaron fuentes municipales. A las doce de la noche el pabellón polideportivo moralo se había tornado en un improvisado campamento que acogió durante toda la noche las mujeres, niños y ancianos evacuados. La noche se presentaba larga. Hasta Navalmoral se desplazaron el consejero de Sanidad, Guillermo Fernández Vara y la concejala de Bienestar Social, Leonor Flores, para "hacerse cargo de la situación", como comunicaron a LA CRÓNICA. Fernández se encontraba apesadumbrado y cabizbajo e informó de que el estado de ánimo de los evacuados era en general de tristeza, desconcierto y de tranquilidad porque las llamas no se habían cobrado ninguna "víctima mortal". Así mismo destacó que la prioridad del gobierno regional eran "las personas". AYUDAHasta el lugar se llegaron 65 voluntarios de toda Extremadura, 8 ambulancias asistenciales, 10 vehículos de transportes, un centro médico de comunicaciones y un centro médico además se desplazó un equipo de apoyo psicosocial. Diecisiete personas durmieron en las camas que puso a disposición de los evacuados una residencia de mayores, y 13 personas fueron trasladados al hospital, algunos con crisis de ansiedad. Todos se mostraban consternados. María Victoria Roda, visiblemente emocionada, comunicó su convicción de que los incendios habían sido provocados y que habían vivido un auténtico "sabotaje", Contó cómo las llamas habían acabado con la vida del ganado y con la de miles de castaños y olivos, con cuyas cosechas se mantenían la immensa mayoría de los vecinos. Roda destacó embargada por el dolor y la pena que "el verde de Extremadura en la mirada se ha tornado en negro".A las once de la mañana del viernes la mayoría de los evacuados había puesto rumbo a Navalvillar en coches particulares y 60 personas fueron trasladadas a la una de la tarde a su pueblo, después de que la Junta diese la orden de retorno.