Tan sólo doce inmigrantes han acudido a la oficina de información instalada en la sede de Servicios Sociales de Navalmoral, para interesarse por las condiciones y los requisitos que se necesitan para formar parte del proceso de extraordinario de normalización de trabajadores extranjeros.Patro Bermejo es la responsable de esta oficina y asegura que los que acuden a ella, "en general, no reúnen los requisitos. Únicamente dos o tres personas podrán optar a legalizar su situación".Cabe recordar que para acogerse a esta medida es necesario estar censado en la localidad antes del 7 de agosto, poseer un contrato de trabajo de seis meses, salvo excepciones, y carecer de antecedentes penales. En la mayor parte de los casos, según apunta Patro "se marchan bastante decepcionados al enterarse de los requisitos".OFICINA PERMANENTEAdemás de la oficina especial que supervisa Bermejo, los Servicios Sociales de Navalmoral también cuentan con la OPI, la Oficina Permanente de Información para inmigrantes. Aquí es donde acuden más personas a informarse, pero la situación es la misma: no cumplen con las premisas necesarias.Esther Domínguez es la asesora jurídica de la OPI y asegura que "el empadronamiento es el principal problema, "muchos tenían miedo a aparecer en el censo por si les ocasionaba problemas". Domínguez afirma también que "muchos se encuentran con que tienen antecedentes penales en su país por pequeños hurtos y peleas callejeras".Por su parte, María del Carmen Álvarez es la trabajadora social de esta oficina. Afirma, preocupada, que desde que entró en vigor este proceso "la gente está más desesperada, incluso algunos están pensando en marcharse a su país".Este no es el caso de J.M., una joven cubana que llegó a Navalmoral hace dos años y medio para visitar a una amiga, y al final decidió quedarse a vivir aquí. Ha estado trabajando, pero sin contrato. Actualmente no puede sumarse al proceso porque no tiene empleo y porque al llegar a la localidad la advirtieron de que no se empadronara porque eso podría ocasionarla problemas, y optó por no inscribirse en el censo. Ahora J. M. ha cambiado de idea. Desde que se enteró del proceso extraordinario de normalización de trabajadores extranjeros, decidió perder el miedo y el pasado enero se empadronó en Navalmoral. Ahora sólo espera que este proceso vuelva a repetirse en breve para poder tener una oportunidad de vivir legalmente en España, "aún conservo la esperanza", apuntó.EMPRESARIOSDesde Servicios Sociales consideran que los empresarios están teniendo una actitud negativa en todo este proceso pese a que son ellos los que deben entregar la documentación."Muchos no están interesados en que sus trabajadores legalicen su situación porque entonces cotizarían en la Seguridad Social y los empresarios tendrían que pagar más dinero". Sobre el éxito de la convocatoria se apunta que "lo cierto es que han acudido menos de los que pensábamos".