La proximidad del Carnaval moralo despierta actividad y emoción entre comparsas y peñas que se preparan para el desfile de carrozas y murgas que afinan su voz e instrumentos para dar la nota. Miguel Lirón y Maite Mató de la comparsa de Los amarillos llevan ocho años implicados en la fiesta. Comentan que desde verano ya suelen tener un par de diseños planteados y tras una reunión se deciden por el disfraz que van a lucir, aunque sufre alguna pequeña modificación a la hora de ser elaborado. En diciembre se compran las telas y complementos necesarios y se ponen manos a la obra, dedicándole muchas horas y esfuerzo pero siempre con la ilusión de conseguir un resultado que dé calidad, vistosidad y color al Carnaval.Mari Carmen Rodríguez y Tito, su marido, pertenecen a la peña Me río de Janeiro, que lleva mes y medio realizando la carroza que les va a representar. Desde que finalizó el anterior Carnaval ya tenían en proyecto la idea que están materializando. Se reúnen por las tardes y fines de semana en una nave que les proporciona el ayuntamiento para este cometido y disfrutan con su elaboración ya que se declaran unos enamorados de estos días de diversión y alegría a los que agradecen incluso el nacimiento de su hija, fruto de una noche loca carnavalera. Nuria Marcos es uno de los componentes de la peña El Tolondongo que se presenta al concurso de murgas desde hace varios años. Después de Navidad comienzan a preparar las letras y prácticamente todos los días quedan para ensayar. Como letristas siempre hay dos o tres que destacan pero a la hora de dar ideas suelen participar todos. Casi siempre versan sobre temas de política local, y últimamente se visten acorde con la crítica sobre la que van a cantar, lo que les supone un nuevo reto ya que cada vez son más factores los que puntúan a la hora de los votos.TRABAJO EN EQUIPOTodos estos grupos constan de veinte o veinticinco personas y hacen hincapié en la emoción con la que saborean estos días previos, ya que llevan el Carnaval en la sangre y la satisfacción de poder realizar algo cuya visión impacte tanto a moralos como a forasteros, ser capaces de crear, innovar, formar parte del espectáculo no por el hecho de conseguir un premio, sino por vivir a tope la esencia de una fiesta que tanto anhelan el resto del año.