Un profesor del Colegio Público Gonzalo Encabo de Talayuela, Saturnino Acosta, está consiguiendo que una de sus alumnas, Sumia, de nueve años y con deficiencias auditivas, esté aprendiendo música gracias a una serie de ejercicios que ha puesto en práctica a través de globos.Acosta explicó que este ejercicio consiste en enseñar a la alumna, a la vez que a sus compañeros les enseñaba las figuras y las notas musicales, la duración relativa de esas figuras apoyando su boca en el globo y emitiendo en "la bajo" para que le fuera más fácil reconocerlo. A la vez, ella sujeta con su mano el mismo globo y siente las vibraciones que la voz del profesor produce."En mi primer año con la asignatura de música en el colegio, me encontré con un curso de tercero de primaria con una alumna que necesitaba ser mirada a la cara para reconocer que las órdenes se dirigían a ella"."El problema se planteaba complicado --añadió--. ¿Cómo hago para que mi alumna siga las clases como el resto de sus compañeros sin que eso trastorne la marcha normal de la asignatura? La solución la hallé en globos de plástico y en la predisposición de la alumna", manifestó.Los resultados conseguidos con esta escolar hipoacústica con implante coclear demuestran que es posible que un niño sordo pueda aprender a solfear o leer e interpretar música con un instrumento, según se publica en el último número de la Gaceta de la Educación.Los sonidos llegan al oído por vibraciones y es el cerebro, a través de las vibraciones producidas por el tambor del oído interno, el que traduce o interpreta estas vibraciones. Un hipoacústico o un sordo pueden perfectamente sentir las mismas vibraciones aunque no puedan traducirlas como el resto.Las vibraciones que un sordo puede sentir son la base para el aprendizaje de la lectura e interpretación musical y sobre las que este profesor planteó estos ejercicios dirigidos a Sumia, una alumna originaria de Marruecos."Llevo un año con ella y diferencia tres sonidos (do, mi, sol); e interpreta y lee con un metalófono sol, la, si", explicó un entregado Saturnino Acosta.