El campo de vuelo El Polvorín puso el punto y final a la Giroaventura 2005, que consistió en cinco etapas en autogiros que pasaron por Castilla La Mancha, Castilla y León, Cantabria, Asturias, Galicia, Portugal y Extremadura. Cerca de una veintena de pilotos procedentes de distintos puntos del país participaron con sus autogiros, la mayoría, y trikes (ala deltas con motor). La prueba, que no competición ni mucho menos, cumplió con creces el simple propósito de diversión y disfrute del vuelo que se pretendía.HOMENAJE A DE LA CIERVALa experiencia de la Giroaventura nació con dos ideas básicas y fundamentales para conmemorar el 85 aniversario de la creación del autogiro a cargo de Juan de la Cierva. La primera de ellas fue que la actividad sirviera como punto de encuentro y reunión para que los pilotos de autogiro disfrutaran de varios días volando juntos, y la segunda que el espíritu de aventura se mantenga por muchas ediciones exenta de limitaciones de espacio o de tiempo, por lo que en los próximos años se podrá celebrar en otros países o en otras fechas.En esta primera toma de contacto se eligió el noroeste de la península ibérica los primeros cinco días de agosto, con final en Navalmoral para igualmente homenajear al considerado pionero del autogiro en España, por su tenaz dedicación, el conocido hostelero moralo Domingo Cordero, que lleva más de 25 años volando en este aparato.A una velocidad media de 90km/h, los participantes cumplieron con espectaculares etapas que rondaron o superaron los 300 kilómetros. La altura máxima que tuvieron que superar fueron los 1.600 metros, cuando rodearon los Picos de Europa. También quedaron maravillados por la belleza de los paisajes de la cornisa cantábrica y fueron testigos directos desde el cielo de los lamentables incendios que asolaron Portugal.