José Antonio Muñoz Serrano, más conocido como Curro, es vecino de la calle Silex desde hace dos años y a pesar de ser de los últimos que llegó al barrio del Ferial es el presidente de la asociación de vecinos Piedra Caballera. La necesidad de constituirse como asociación surgió ante la decisión municipal de trasladar el botellón a esta zona hace casi un año. Desde ese momento y hasta que el ayuntamiento ha decidido prohibirlo, no solo en este espacio, sino en todo el municipio, los vecinos han estado exigiendo su derecho al descanso. ¿Ante el problema surge la necesidad de unirse? Sí, la asociación surgió ante el problema del botellón en la zona. Comenzamos a juntarnos los lunes para comentar el fin de semana, para estar organizados y para tener más fuerza. ¿Cuántos vecinos son? En el ferial hay 18 viviendas, pero en cada una de ellas viven 3 o 4 personas por lo que somos unos 70 vecinos. ¿Por qué se decide que usted sea el presidente? Por votación, los cargos no los quiere nadie. Se eligió la Junta directiva compuesta por presidente, secretario, secretaria en este caso, tesorero y tres vocales. Yo al principio era la persona que al principio coordinaba las reuniones y eso me sirvió para conocer al vecindario. Todo tiene su parte positiva. Al ser la asociación vecinal más joven ¿tienen algún contacto con el resto de las AAVV? Sí es la más joven pero nos hicimos con una lista de las asociaciones de vecinos del municipio. La más activa yo creo que es la de Navarrosa, porque tienen una reunión cada martes. Ante el problema del botellón pedí apoyo al resto de los presidentes de asociaciones haciéndoles ver que aunque nos afectaba directamente a nosotros era un problema de todos. De las diez asociaciones que existen nueve firmaron apoyando el traslado del botellón del ferial. ¿Cómo conocieron la noticia de la prohibición del consumo de alcohol en la vía pública y por tanto el cese de su principal problema? El mismo lunes que el alcalde dio la noticia yo me había reunido con él para manifestarle todos los problemas que conllevaba la práctica del botellón para los vecinos. Hay que decir que no estamos en contra del botellón sino de las molestias que acarrea. Yo ví al alcalde muy receptivo y ese mismo día escuché en los medios la noticia. ¿Cómo resumiría la situación que ha vivido al llegar el fin de semana? La verdad es que los vecinos cada vez teníamos menos paciencia porque es normal que 200 o 300 chavales bebiendo realicen actos vandálicos pero nunca perdimos la esperanza de que se nos apoyara porque sabíamos que teníamos razón. ¿Y los primeros fines de semana? Los primeros fines de semana estábamos sorprendidos, había cierta curiosidad, los ruidos, los coches, el vecindario tenía más paciencia pero a medida que iba pasando el tiempo y había más altercados los ánimos estaban más crispados y la situación se estaba convirtiendo en peligrosa. ¿Y ahora? En el barrio se ve a más chavales montando en bicicleta, paseando...