Laura Pineda nació en el año 1932. Natural de Villanueva de la Serena llegó a Navalmoral en los años 60 donde estableció su residencia hasta el día de hoy.

Ama de casa, siempre se había dedicado a su hogar, pero desde hace unos dos años Pineda sorprendió a los suyos cuando empezó ocupar su tiempo pintando cuadros. Obras que tan sólo hace unos días y hasta mediados de febrero conforman la exposición La yaya pinta , la primera muestra que realiza Pineda al gran público.

¿Por qué se decidió a coger por primera vez los pinceles hace dos años?

Empecé a pintar por nostalgia cuando murió mi marido. Necesitaba ocupar mi tiempo en algo para no pensar en el dolor que me había dejado su marcha ya que le echo de menos en cada minuto. Nunca había pintado, ni pueda decir que sepa, yo pinto a mi manera y a los míos les gusta (sonríe). Mi hija fue la que me animó a seguir pintando cuando vio el primer cuadro que realicé y que ahora preside la habitación de mis nietos.

¿Ha recibido clases para desarrollar esta afición oculta?

No, soy una artista autodidacta, la pintura es algo innato en mí. Además si me enseñaran a pintar ya no lo haría igual sería un cuadro mejor realizado pero no sería mío, mi pintura es un arte diferente.

¿Qué técnica utiliza en sus cuadros?

La verdad es que no sabría decirte porque como te he comentado lo hago por divertirme, no soy ninguna profesional, a veces lo hago de una manera y a veces de otra. Pinto con acuarela, tanto en cartulina como en madera y ahora he empezado a realizar algunos cuadros al óleo.

Más de 60 obras en dos años, ¿cómo lo hace?

A mí me viene la idea y empiezo a pintar y hasta que no termino el cuadro no lo dejo, puedo empezar a las once de la noche, prefiero pintar cuando todo está en calma , y acabar a las cuatro de la madrugada. Es que si lo dejo se me va la idea (sonríe), porque no utilizo ningún boceto. La verdad es que empiezo sin saber cuál será el resultado, aunque lo que no falta en ninguno de mis cuadros es un pequeño pájaro acompañando a mi firma, porque me gustan mucho las aves.

La temática predominante en sus pinturas son las mujeres...

Sí, me gusta retratar a las mujeres, pero no pinturas realistas sino como si fueran caricaturas. También pinto animales y paisajes de una manera poco convencional. Utilizo mucho los colores fuertes y alegres. Son cuadros divertidos que tanto pueden colocarse en una habitación para niños como en un salón.

Por sus palabras puede intuirse que no pretende convertirse en pintora profesional, ni ganarse la vida a través de su obra...

La verdad es que no. Mi mayor recompensa son los halagos de mis nietos cuando les enseño un nuevo cuadro. Yo nunca hubiera pensando en realizar una exposición si no hubiese sido por ellos, porque les hacía ilusión. Alguno de los cuadros de la muestra ya está vendido, pero es algo a lo que no le doy la mayor importancia. Si se venden bien y si no quedarán en la casa de mi hija, siempre serán un recuerdo para ella cuando yo falte.

¿Le gustaría tener un grupo de alumnos y dar clases de pintura alguna vez?

No, ni siquiera me lo plantearía. No creo que pueda enseñar a nadie, no sabría cómo hacerlo. Yo no me he seguido la trayectoria de ningún artista, ni soy una experta. Es simplemente una manera de matar el tiempo, una afición con la que me siento bien, una manera para que la casa de mi hija se convierta en una galería de arte (ríe).