A Víctor Luengo le cuesta abandonar la modestia para hablar de sí mismo, pero el ambiente relajado de un café consigue que responda a cualquier pregunta con naturalidad y sin tapujos. Habla de pasado, presente y futuro, de sus puntos de vista profesional y personalmente en determinados temas y de la manera en que enfoca su vida para intentar ser feliz.Nació en Talavera de la Reina, pero en el año 77 comenzó a trabajar con técnico instrumentista en la Central Nuclear de Almaraz. Estableció su residencia en Navalmoral por miedo a desplazarse todos los días hasta la ciudad toledana tras perder a un familiar muy querido en un accidente de tráfico. Fue una decisión acertada pues no tuvo problemas para adaptarse, por el contrario, rápidamente comenzó a tener muchos amigos y a vivir la noche morala en los años de la movida . Su implicación en temas deportivos vino más tarde. ¿Por qué esta afición? Porque soy un amante de la naturaleza. Navalmoral está ubicado en una zona maravillosa, uno de los triángulos más hermosos de Extremadura. Rodearme de este entorno para practicar deporte me ayudaba a oxigenarme a pesar de que mi formación no era sólida; cuando empecé a correr mi vida dió un giro muy importante. ¿Cuál fue la catapulta que le lanzó a hacer de esta afición una segunda profesión? Todo comenzó cuando me propusieron formar a un equipo de infantiles en la Escuela morala de Fútbol. Compaginaba esta actividad con el entrenamiento para participar en mi primera maratón, que tuvo lugar en Sevilla. Antonio Serradilla e Ignacio Saracho fueron los culpables de meterme en este reto. Posteriormente, Carlos Esteban, coordinador de la Casa del Deporte, me habló de la Escuela de Atletismo que habían formado y que necesitaba de alguien para ponerla en marcha. Así comenzamos con los cursos de iniciación impartidos en los colegios por las mañanas y los de perfeccionamiento, por las tardes. ¿Cuál es su mayor satisfacción al desempeñar esta actividad? Cuando salgo del trabajo mi vida se llena de cosas bonitas. Trabajar con niños y jóvenes me aporta mucho. No hay nada mejor que ver como se desarrollan los críos en ambientes positivos. Al principio, no había un nivel competitivo, tan sólo participábamos en las pruebas; los éxitos fueron llegando con el tiempo, ya que es un deporte en el que hay que sumar mucha dedicación y paciencia. La primera victoria recuerdola obtuvieron Aroa Álvarez, María del Carmen Alcázar y dos chicas de Peraleda, que quedaron segundas por equipos en el Primer Premio Internacional de Cáceres. Su preocupación no sólo se centra en formar a niños y jóvenes deportivamente, sino también como personas Por supuesto, ese es quizá el principal objetivo. Formarles con ayuda del deporte. Los chicos responden a los estímulos positivos; inconscientemente se sienten protegidos al buscar un amparo y un guía. Todo lo que se hace en la niñez determinará el futuro y si se les ofrece una actividad cotidiana que les ayude a tener buenos valores y una disciplina, será más fácil para ellos enfrentarse a un mundo que a veces es muy cruel. Su lucha por la integración de la comunidad marroquí es importante. ¿Cuándo comenzó a entrenar a muchachos de esta raza? En el año 96 se sumó a nuestro grupo un muchacho de Talayuela al que siguieron otros muchos de esta localidad y de Navalmoral. Tenemos como lema que hay que abrir las puertas a todo el mundo sin hacer distinciones, con o sin posibilidades. Ha sido un paso adelante ver como los padres han comprendido que están en buenas manos y que esta actividad les ayuda a formar parte de una sociedad diferente siendo fieles a sus creencias y costumbres. No hay que olvidar que el atletismo encierra un aspecto lúdico pero al mismo tiempo responsable. Recientemente ha sumado a otros premios el concedido al mérito deportivo otorgado por la Junta de Extremadura. ¿Qué significado tiene para usted este reconocimiento? Uno siente bastante felicidad cuando se le otorga un premio tan importante como este. Me ha sorprendido porque no sabía que estaba entre los candidatos propuestos por la Federación Extremeña. Aún me queda mucho por dar para merecerlo, pero que se valore mi esfuerzo es un incentivo para seguir luchando y espero ayude a conseguir cosas favorables para el grupo de Atletismo. Seguiré peleando y reivindicando todo lo que facilite la integración, desarrollo y actividad deportiva en general.