Era la noche de Reyes, nosotros tus amigos les pedíamos un regalo muy especial, Pepe, queríamos verte sano y fuerte y pensamos que tal vez los magos de Oriente atenderían nuestra petición pero, querido amigo, no ha sido así y tuvimos un amargo despertar sabiendo que nos habías dejado para siempre. Cuando muy temprano me llamaron para darme la noticia me quede parada pensando: ¿cuántos años hace que somos amigos? 41, me respondí. Son muchos años. Recordé aquellos guateques de nuestra juventud, aquellas tardes de baño en el río Tiétar o aquellos calbotes del día de los Santos, el día de nuestras bodas con aquella alegría que todos teníamos. Recuerdo cuando tuvimos nuestros hijos, sus bautizos, sus comuniones y más tarde sus bodas. También recordé aquella noche de reyes de antaño cuando te convertiste en el rey Baltasar paseando por nuestras calles a caballo y aquel Carnaval que fuimos Blancanieves y los siete enanitos con lo que conseguimos el primer premio. Por eso, Pepe, siempre estarás entre nosotros. Fueron muchas cosas hermosas las que vivimos juntos. Te habías jubilado hacia unos meses, te sentías contento y feliz porque ahora podías disfrutar de tus preciosas nietas. Te gustaba ir al campo y recordar tus años de cazador ya tan lejanos; también te gustaba estar con mi hijo y escuchar sus chistes con los que reías con una risa sana y espontánea. Eras amigo de tus amigos, con la amistad sincera que yo tanto valoro. Tu voz fuerte y sonora ya no la volveremos a escuchar porque esta noche de reyes te jugó una mala pasada. Estoy segura que cuando llegaste al reino de Dios, San Pedro te abrió las puertas de par en par porque contigo los que ya partieron se sentirán muy bien. Nos has dejado un buen recuerdo y eso al final es lo más hermoso, los bellos recuerdos nunca mueren y hoy pedimos a Dios que descanses en paz y puedes estar seguro que te recordaremos siempre, amigo Pepe.

En una de las muchas cenas celebradas en estos días, una persona que por el puesto que ocupa sería la menos indicada para hacer declaraciones, las hizo, y es que a algunas no se nos permite opinar y es muy chocante que a otra se la permitan con esos lujos. Esta persona a la que me estoy refiriendo veía en nuestras raíces la tontería de la gente del pueblo y yo me pregunto ¿En el suyo no tuvieron viejas costumbres de antaño? Las rondas moralas, las acompañadas por la zambomba, la pandereta, el quinto, la botella, el almiréz, las tapaderas y, cómo no, el caldero, fueron muy hermosas. Todo el forastero que nos visitaba quedaba prendado. Así me gustaría que esta señora hubiera escuchado a las percheleras y a los del Cerro y al grupo de Simón Hidalgo, a los que tantas veces me he referido. Es una lástima que después de tantos esfuerzos este año se hayan escuchado estas rondas tan levemente. Estos grupos me dirán quiénes han sido los culpables de que haya sucedido así y pese a quien pese lo contaré. Quizá esa señora de la cena, de la que hablaba, sea una de las primeras que tendré que nombrar. No dejaremos que lo que tuvimos se pierda y que Añoranzas moralas y los demás grupos lucharemos para que esté siempre presente en la fiesta.

Querida Susan, no solo Roger se siente moralo, tú eres feliz con nosotros, lo sabemos. Nos has traído estos días al pueblo a tu hijo y a tu familia japonesa para que vean nuestra alegría ¡Qué quieres que te diga! Me ilusiona el ver cómo les ha gustado nuestro pueblo y nuestra gente. Cuando regresen a su país contarán lo mismo que tú y Roger hacéis, diciendo lo hermosa que es vuestra estancia en el pueblo moralo. Muchas gracias Susan por tenernos tanto cariño. Nosotros os tratamos con amor y respeto. Esperemos que nos acompañéis muchos años siendo tan populares como sois en nuestro querido pueblo.

Las navidades pasaron, los belenes han sido maravillosos, ya hemos hablado del que estaba en el salón parroquial de las Angustias pero no del de la Ermita de la Virgen que ha sobrepasado la ilusión de cualquier persona que lo ha visitado porque es una gran obra de don Juan Manuel. Como digo estas fiestas pasaron sin pena ni gloria, el tiempo no ha podido ser mejor y pasados los reyes caminamos deprisa hacia el Carnaval. Los días empezaron a ser más largos como bien dice el refrán "por Santa Lucia igualan las noches con los días " y "por navidad los ciegos lo conocerán " y "por los Reyes, los bueyes".

Estos días he leído en los periódicos en los que se decía que había la posibilidad de hacer la sacristía que tanto deseábamos para cambiar el mármol blanco que rodea San Andrés por piedra. No sé si será una inocentada o una realidad, hemos pedido esto tantas veces, que el tiempo dirá si es una tomadura de pelo o un hecho real. Esta obra sí nos importa mucho y no el testaferro de fuente que nos han colocado en la plaza.