Estamos acostumbrados a asistir a actos públicos programados, encorsetados, en los que el protocolo marca las directrices de los eventos y el orden de las intervenciones. El protagonista, la persona que tiene algo que decir, saluda, lo dice, da las gracias y se marcha. Por eso el viernes los que estuvimos en el Centro Ocupacional de APTO salimos con otra sensación después de presenciar el acto de inauguración de las nuevas instalaciones.Lejos del discurso, el presidente Juan Carlos Rodriguez Ibarra entabló una conversación con estos chicos trabajadores del centro, un tú a tú en el que alguno incluso le pidió el telefóno al presidente cuando este les animaba a que se pusieran en contacto con él si no llegaban las ayudas que necesitan en su centro o por cualquier otro motivo. Un acto inusual por las formas y también por la falta de promesas que acostumbramos a oír de los politicos para arrancar aplausos. Ibarra se limitó a conocer, a dialogar y a garantizarles que estudiará sus necesidades.