Es verdad que siento un gran orgullo de saber que mis primeras sonrisas

y mis primeros juegos infantiles empezaron en la calle Pablo Luengo número 16 de mi

querido Navalmoral. Siento nostalgia de lo que fuimos y quiero recordar que no todas las mujeres moralas fueron a lavar a la Parrilla o al Molinillo y por supuesto, también conozco el refrán

“no es uno de donde nace sino de donde pace”, pero sepa usted señora González

que se puede llegar a querer y mucho el lugar donde se vive. Le voy a decir que hay

muchas cosas que si no se maman de muy niño, nunca calaran tan hondo como a la persona

que se lo cuentan. No querrá hacerme creer que si usted y yo visitáramos Zaragoza, que es su pueblo, o a la Virgen del Pilar vamos a sentir lo mismo, porque no me lo creo. Pienso señora Ana, que es como yo la conozco, que nuestros recuerdos de la niñez no los olvidaremos nunca, posiblemente ni usted ni yo. También dice en su carta que años atrás me metí de lleno en la cultura egipcia. Mire,

señora González, lo mismo que a usted le gusta ir a los programas de televisión a concursar a mi me gusta ir a Egipto a aprender, porque como le puede contar un familiar suyo conocer las culturas milenarias puedo asegurarle que deja sorprendido al que se interesa por ellas. Y esta afición

que siento por esta cultura que es la Egipcia, la estoy estudiando desde que hace

15 años que conocí aquel país. Pero por supuesto que por mucho que me guste disfruto

más recordando nuestro pasado y nuestro pueblo de antaño, cada cosa debe

estar en su sitio. Ni la belleza de Nafertari, ni la hermosa mujer de Aquenaton, Nefertiti, nacieron o pasaron por Navalmoral ni creo que ningún antepasado del joven faraón Tutancamon.

Pero mire señora, su historia es muy hermosa, lo mismo que para mi lo es la nuestra. No creo que a usted le importe si yo voy o vengo, lo mismo que a mi no me importó que su marido, no besara a dos niños en mi presencia la noche del 5 de enero. Para mi queda muy claro que Navalmoral es lo primero y lo será hasta el fin de mis días. No he dicho ni diré nada contra nadie de los que vivimos

aquí pues siempre hemos sido un pueblo acogedor pero estoy segura que cada

cual siente ese hormigueo recordando sus raíces y su pueblo, aquel pueblo que les vio nacer. Esta señora, maña de nacimiento también hablaba de mi asociación Raíces Moralas, no tengo ninguna asociación en propiedad, pertenezco como muchas otras personas a ese grupo. Don Domingo

Quijada, no creo que pueda asegurar donde estuvo la Venta del Moral, seis cayas más acá, seis casas más allá. Ni él, ni raíces moralas posiblemente estén en poder de la verdad. El reloj de San Andrés parece que es lo que les anima a pensar que pudiera estar situada ahí, pero una familia que vivió

hace ya muchos años nos recuerda que el sitio original era en esa casa. De una manera o de otra agradezco su carta pero le repito que nunca he menospreciado a nadie porque todos tenemos

los mismos derechos a disfrutar de nuestro pueblo. Siento mucho señora Ana que Alianza Popular no remediara si es que tenía en sus manos el poder ayudar a tantas personas que tuvieron que emigrar

lejos de sus pueblos. Ayer, hoy y mañana ni todo se hizo bien ni todo se hizo mal.

Mi querida señora, ni soy orgullosa ni soy prepotente pero puede estar segura que si soy una buena moralita, gentil moralita y con gran orgullo he llevado el nombre de mi pueblo por todos los rincones del país o del extranjero que he visitado. Por eso usted en el título de su carta lo dice y yo así lo he presumido toda mi vida.

Estuvimos en Fitur, tristeza y pena sentimos cuando después de mucho buscar encontramos

en un pequeño rincón unas revistas de “Punto de Encuentro”, un callejero moralo y nada más.

Por eso digo que mucha tristeza y mucha pena fue lo que sentimos Silvia, Ricargo y Yo en esta

feria. Buscabamos algo relacionado con el Carnaval, algo que dijera “aquí está Navalmoral” pero no fue así. Después de disfrutar tanto en la inauguración de la feria, con tantos

stand tan bien puestos, nos quedamos helados al contemplar que no teníamos nada. Estuvimos con amigos de otros lugares, menos nuestro querido pueblo todo brillaba con esplendor.