Navalmoral necesita un campo de fútbol de césped artificial, y por eso, después de que la Junta de Extremadura y la Federación Extremeña de Fútbol no la incluyesen en el listado de poblaciones donde se construirán instalaciones con esa superficie, la gran familia morala del balompié se ha hecho notar y oír. Lo mismo da que hayan mediado unos de un signo y/u otros de otro, los principales protagonistas de que las instituciones hayan rectificado se debe al inconformismo de la gente del fútbol de Navalmoral bajo el nombre de Escuela Morala, Club Deportivo Navalmoral, Asociación Deportiva San Andrés, Moralo Club Polideportivo y Asociación de Fútbol Veterano. Su símbolo es el mismo: independencia y altruismo. Esta vez la política y el deporte han ido juntos, irremediablemente por las circunstancias que se han dado, pero no unidos. A nadie se le escapa que si la Junta hubiese persistido en su actitud unos cuantos días más, las movilizaciones de los colectivos hubiesen ido en aumento y podrían haber retirado a sus equipos de las competiciones oficiales, como llegaron a pensar, y/o boicotear la visita a la localidad del presidente regional Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Quizás por eso, algunos políticos nerviosos recurrieron a un sedante que les ayudó a acelerar la corrección de un listado donde no se podía leer Navalmoral pero sí intuir que era desatendida por cualquier justificación que no fuese deportiva, claro. Tanto molestó y dolió al Ayuntamiento la situación, que, con lógica, no se fía de la palabra de nadie hasta que no quede plasmado por escrito. El equipo de gobierno municipal, como toda Navalmoral, fue engañada una vez y no quiere serlo más. Los colectivos también piden, a pesar de haber mantenido una reunión con el director general de Deportes en la que les afirmó que el municipio tendrá campo, una confirmación por escrito de la propia Junta y la Federación. No es para menos visto lo visto y oído lo oído.