Concha Luengo Marcos nació en Navalmoral hace 75 años y durante toda su vida ha residido en esta localidad de la que se siente profundamente orgullosa. Trabajó en Tabacalera durante algunos años mientras ejercía sus labores como ama de casa entregada en cuerpo y alma a su familia. Concha cuenta que toda su vida ha sido muy habilidosa y que siempre hacía vestidos a sus hijas ella misma, las cortaba el pelo... aunque nunca se había imaginado que tuviera una sensibilidad especial para las artes hasta hace once años, cuando su vida dio un giro e 180 grados. Sus nietos, aún pequeños, se quedaron durante una semana en su casa y pasaban el tiempo dibujando y pintando, mientras Concha se entretenía con ellos y les ayudaba. "Me divertía mucho con ellos pintando y dibujando, y cuando llegó la hora de que se marcharan, decidieron dejarme aquí las pinturas para que me entretuviera", cuenta Concha."Al principio me daba vergüenza ir a comprar el material para pintar, porque tenía la impresión de que a lo mejor pensaban que era muy mayor para dedicarme a estas cosas.", relata Concha, "luego me fue gustando cada vez más y vi que se me daba muy bien, así que me animé. Además toda mi familia y mis conocidos se quedaron sorprendidos con los cuadros que hacía". Con el tiempo fue superando su timidez inicial ayudada por los buenos resultados y gracias al apoyo de todos los que la conocen.POESíASu nueva afición no quedo sólo en los cuadros sino que al año, tuvo una nueva inspiración: la poesía. "Fue una noche que no podía dormir y mientras estaba pensando en mis cosas comencé a recitar lo que sería mi primer poema.",cuenta Concha. A día de hoy, la señora Luengo aún recita de memoria ese primer poema, al que siguieron decenas de ellos que tiene recogidos en varios cuadernos. Sus obras están dedicadas a todo el entorno que la ha rodeado durante su vida.A pesar de su talento innato, hace unos años decidió dar clases de pintura en el Hogar de Mayores. Agustín fue su profesor, y mientras muestra todos los dibujos que hizo durante el curso, afirma que está muy agradecida a su maestro "Agustín me ha hecho resucitar en la pintura". Por si fuera poco, las casualidades de la vida la llevaron a descubrir que un tío suyo, Neri, fue en su día el profesor de Agustín, "Mi tío fue un pintor famoso de Navalmoral que enseñó a mucha gente de aquí, y fíjate por donde que al final en mi vejez he descubierto que tenía algo de él, y esto me da una inmensa alegría".En su tiempo libre también se entretiene con la costura y con las sopas de letras, aunque con una sonrisa, asegura que su vista ya no es la de hace unos años. Concha enviudó hace algo más de cinco años y se acuerda mucho de su marido, "cuando yo le decía que no me gustaba algún cuadro que había hecho, siempre me animaba y me decía que lo hacía muy bien", relata con cierto aire de nostalgia.