Hijo de emigrantes andaluces, Secun de la Rosa (Barcelona, 1969), que estos días se sube a la arena del Teatro Romano de Mérida para interpretar a dioses y héroes, considera que «sentir el desarraigo» permite empatizar mucho más con el dolor de quienes huyen de guerras y dictadores, y se muestra muy crítico con aquellos que pretenden «deshumanizar al ser humano».

Hace más de 2.000 años los poetas y filósofos ya escribían y hablaban del dolor y las penurias de quienes «huyen de sus tierras y abandonan sus raíces por culpa de guerras y de la sinrazón de los dioses»; en pleno siglo XXI «seguimos igual y no podemos» estar de brazos cruzados, apunta el actor en una entrevista a Efe.

«Ponerse en la piel de estas personas -añade- es casi imposible por el enorme dolor que supone para ellas, pero tenemos que empatizar con ese drama y pedir a los gobiernos que ayuden».

De lo contrario, si nadie eleva su grito y los gobiernos no hacen nada, «estaremos deshumanizando la sociedad», subraya.

estudió en Madrid / De todo ello sabe muy bien. Sus padres, pescadores gaditanos, humildes donde los haya, emigraron a Barcelona en unos tiempos de postguerra. Luego, Secun emigró a Madrid para ser actor. «Hay una parte de mi que no está arraigada a ningún sitio», agrega convencido.

En la escuela de Cristina Rota y «luchando mucho» se hizo actor, pero al mismo tiempo «escribía». «Lo mío es paralelo... disfruto mucho escribiendo; como autor, intento ser fiel y honesto conmigo mismo y pensando en mí como publico y como actor», añade.

Para Secun de la Rosa, la dramaturgia es su paraíso.

Tras participar en dos ediciones anteriores en el festival emeritense con las obras Los gemelos y La asamblea de las mujeres, regresa ahora con Metamorfosis de Ovidio a partir de una adaptación teatral que hizo Mary Zimmerman y que ahora retoca el director David Serrano.

«Estos dioses de los que habla Ovidio son de antes de la llegada del cristianismo; son más crueles, más duros y donde no existe la palabra perdón», explica el actor, quien encarna a varios de estos mitos, dioses y héroes, como Sileno y Vertumno, cuyos perfiles y miserias siguen muy actuales.

El carácter didáctico que imprimió Ovidio a su obra permite al espectador adentrarse en el atlas divino para conocer los nombre de esos seres nada terrenales, sus poderes y sus tragedias. «Es un viaje al conocimiento», apunta, para añadir «Cuanto más creces como persona más estás para los otros, y la mirada de éstos es la que te convierte en algo especial», defiende De la Rosa, un actor que va más allá del encasillamiento que buena parte del público le pueda marcar pues su presencia en series de televisión como Aida, Amar es para siempre y Paco y Veva.

la decisión /«He sido un kamikaze y he dicho no a series de televisión porque tenía muchas ganas de crecer como artista». La «experiencia brutal» en la obra El jardín de los cerezos o en Los años rápidos, escrita por él, entre otros muchos trabajos, reflejan su amplía mirada por las artes escénicas.

El actor se siente encantado de compartir escenario en Mérida en estas Metamorfosis con Concha Veslasco, Pepe Viyuela, Edu Soto, Adrián Lastra, Pilar Castro, Belén Cuesta, María Hervás, Ángela Cremonte y Pepe Ocio. Desde la sinergia de la interpretación que ofrece este amplio abanico de actrices y actores todo parece más fácil, pero, a su vez, todo se hace más complejo, como la vida misma. «Solo desde el amor», apunta, «se circula mejor entre dioses y humanos».