Glenn Close, hace unos años, ofreció una charla en un instituto sobre el mundo de la interpretación. Una alumna, con deseos de ser actriz, le hizo una sola pregunta: "¿Cómo es pisar la alfombra roja?" Close, dama de la actuación que se pateó durante diez años todos los teatros de Broadway antes de que le Hollywood reconociera su inmenso talento, soltó: "¿Tú que quieres ser, actriz o estrella? Porque son dos cosas muy diferentes. Cuando eres una estrella tu carrera suele durar poco y, además, solo te interesa el maquillaje y los vestidos. Ser actriz es otra cosa". Así lo confesó ayer la eterna protagonista de Atracción fatal horas antes de recibir el premio Donostia en el Festival de San Sebastián, ciudad que disfrutó de la mano de los imprescindibles pintxos y donde aprovechó para presentar su nueva película, Albert Nobbs , en la que da vida a una mujer que en la dura Irlanda del XIX se disfraza de hombre para ejercer de mayordomo, ganar dinero y ahorrar para montar su propio negocio. Una historia de supervivencia que bien podría desarrollarse hoy, en pleno siglo XXI.

SEÑORÍO

En una profesión donde abundan las estrellas juveniles y planetarias que bostezan mientras atienden a la prensa, sorprende la exquisita educación de Close, que elegantemente vestida y perfectamente sentada en un sofá del hotel María Cristina sigue sonriendo cuando escucha, por décima vez, la pregunta sobre el Oscar. Van cinco nominaciones, pero la estatuilla se le sigue resistiendo. "Es algo que no me quita el sueño", afirmó a pesar de dejar entrever que está encantada con los rumores sobre la posibilidad de que Albert Nobbs le brinde el galardón definitivamente. En cualquier caso, no se sabe muy bien de dónde sale el rumor porque la película, dirigida por un especialista en mujeres como Rodrigo García (hijo de García Márquez y director de Cosas que diría con solo mirarla ), resulta fallida. Y eso a pesar de que Close, a sus 64 años, ha puesto el corazón en un proyecto que le ha costado 14 años sacar adelante.

En un Hollywood inundado de estudios que solo dan el visto bueno a guiones repletos de efectos especiales y dedicados a la chavalería "nadie quería invertir" en una cinta de época que narra la angustia de una mujer obligada a perder su identidad sexual. "Ni un solo penique para esta película ha salido de Hollywood", reveló orgullosa la actriz que por primera vez ha ejercido de productora (para televisión lo había hecho antes) y ha llamado a mil puertas para pedir dinero. "Mucha de la gente que ha invertido en Albert Nobbs no había invertido antes en cine. Por ejemplo, un hombre de Texas al que le tuve que descubrir el mundo del cine", añadió Close, que, en contra de lo que muchos amigos le recomendaron, ha metido su propio dinero en el filme.

Inevitable resultó preguntar a Close sobre Meryl Streep, la madura mimada de Hollywood que tiene dos Oscar y, a sus 62 años, una agenda repleta de proyectos. ¿De qué hablan usted y ella cuando se acerca la época de los Oscar? Close volvió a sonreír ante la pregunta. Y ojo, porque Alexandra Stanley, crítica de televisión de The New York Times, en una reseña sobre la serie Daños y perjuicios (donde da vida a un terrorífico pedazo de hielo humano) aseguró que "no hay actor vivo o muerto que asuste más que Glenn Close sonriente". Pero no. La reina de las villanas de ficción ofreció una magistral respuesta: "Hablamos de nuestros hijos".H