Con el estilo de las clásicas novelas de aventuras marinas, Adolfo García Ortega (Valladolid, 1958) recorre medio mundo, hasta los confines de la tierra, en dos viajes con 500 años de diferencia. Lo hace en su última novela, Autómata , una de las novedades de la nueva etapa de la editorial Bruguera, bajo la responsabilidad de Ana María Moix. La intención de García Ortega es buscar un "lector cómplice" al que ofrece una "hipernovela" en el sentido que Italo Calvino daba al término, un texto en donde todo --ambiente, personajes, intriga e historia--, está relacionado.

Autómata , sexta novela del autor, cuenta la historia que relata Oliver Griffin, español de origen irlandés, de un viaje hasta el estrecho de Magallanes para indagar un hecho ocurrido en el siglo XVI. Se trata de encontrar un autómata de la época de Felipe II, un ingenio mecánico con forma de terrible guerrero que el rey español colocó en los confines para atemorizar y disuadir a sus rivales ingleses de conquistar sus tierras. Griffin repite el viaje que realizaron sus abuelos en los años 20 en el que conocieron a Graciela Pavic, guardiana del autómata, al que venera con pasión.

Con una trama llena de ramificaciones, donde la magia y el amor imposible juegan sus bazas, la historia de Griffin hace suya la forma de contar del Quijote --un narrador que cuenta lo que le han contado--.

Está plagada de referencias a los clásicos de aventuras (Verne, Melville, Conrad) y mezcla géneros. Al final, todas las piezas del puzzle encajan, porque "el azar y la casualidad son enormes en la vida", según el autor.