Diez años después de convocar a los amantes de los cotilleos de alto standing con su libro Una memoria --que abarcaba sus recuerdos hasta mediados de los 60--, el escritor norteamericano Gore Vidal vuelve a la carga con Navegación a la vista (Mondadori), segunda y última parte de su ciclo memorialístico. La noticia es que la larga década transcurrida ha limado su proverbial lengua viperina, pero no ha podido con su ingenio. Vidal (83 años) ha enterrado a su compañero Howard Auster, con quien convivió más de 50 años, y a gran parte de sus viejos amigos que acabaron siendo enemigos --Truman Capote, Norman Mailer, Tennesse Williams-- y eso marca el tono del relato.

SU MADRE. En Una memoria , Vidal se despachó con su progenitora. Una de sus ácidas réplicas certifica la mala baba del autor: "Cuando le preguntaron a mi madre por qué, tras tres matrimonios sonados, no probaba con un cuarto, ella respondió: ´Mi primer marido tenía un huevo, el segundo dos y el tercero uno. Hasta yo sé que no hay que tentar la suerte´".

SAUL BELLOW. "De vez en cuando Saul Bellow aparecía por Roma, normalmente solo. Tuvo cinco esposas, creo, pero como se parecían tanto entre sí nunca logré memorizar sus nombres. Todas tenían tendencia a regañarlo por despistes sin importancia".

TENNESSEE WILLIAMS. "Una noche de verano en Nueva York en que Tennesse y yo habíamos salidos juntos a buscar plan, sin éxito, él dijo: ´Bueno, eso nos deja a nosotros dos´. A lo que, según él, respondí. ´No seas macabro´".

PAUL NEWMAN. "Las mujeres a veces se comportaban de forma extraña cuando lo veían. Una vez estábamos caminando por la avenida Madison y una joven corpulenta se acercaba en dirección opuesta; él metió rápidamente la barbilla en el cuello del abrigo. ´Sigue andando´, me susurró mientras pasábamos a su lado. De pronto se oyó un estrépito a nuestras espaldas. ´No te vuelvas. Se ha desmayado´, dijo, y se subió a un taxi".

GRACIA DE MONACO. La tendencia a engordar de Grace Kelly hizo que el departamento de maquillaje de la Metro la citara a horas más tempranas. "Fue ese repentino adelanto en el horario lo que me decidió a dejarlo casarse con Rainiero", confesó la exactriz. "En ningún momento mencionó el amor", apostilla Vidal.