Hasta hace 10 días, Charlene Wittstock era poco más que una de las nadadoras olímpicas de los Juegos Olímpicos de Sydney 2000. Pero ahora, ya jubilada en la piscina, es la candidata a esposa del príncipe Alberto: el pasado 10 de febrero la pareja apareció haciéndose monerías en la inauguración de los JJOO de invierno de Turín y dos revistas cortesanas, Point de Vue y Paris Match, han dado la boda por hecha. Parece que Mónaco ha puesto en marcha la operación consorte . Cuando murió el príncipe Rainiero, su hijo Alberto, de 47 años, se comprometió en cumplir con una de las obligaciones que, como príncipe reinante, le entran en el sueldo: casarse y asegurar la descendencia.

DESDE HACE UN AÑO Ahora se dice que, desde hace un año, Wittstock acompaña a Alberto II en todos sus viajes. Pero, más allá de las puertas de palacio, nada se sabía de esa joven de 28 años que en Turín se presentó oficiosamente al mundo con el manual del perfecto enamorado: ella besando la espalda de él y apoyándose en su hombro, y él besándole la mano. En su debut, se presupone que planificado en una oficina, la chica apareció con un moño muy hitchcockiano, tipo Grace Kelly en La ventana indiscreta. Su ficha técnica --28 años, 1,76 metros de altura, 62 kilos, rubia, ojos azules-- encaja con el libro de estilo de Alberto II.

Ahora hay que esperar a si, como dicen los rumores monegascos, el príncipe Alberto anuncia el compromiso el próximo mes de abril, cuando regrese de una expedición por el Polo Norte.