Dos años después de divorciarse de Joaquín de Dinamarca, la princesa Alexandra contrajo matrimonio, ayer, con Martin Jorgensen (ambos en la foto), un cámara de televisión 14 años menor que ella. Tras la boda, Alexandra dejó de ser princesa pero se convirtió en condesa de Frederiksborg y, a pesar de perder la mayoría de los privilegios que ostentaba, recibirá una dotación anual de 30.000 euros para poder mantener a los dos hijos que tuvo con el príncipe: Nicolás y Félix, de 7 y 4 años. Los pequeños continuarán bajo la tutela de su madre y vivirán con ella y con Jorgensen en Copenhague.

Tras la ceremonia, un reducido grupo de amigos y familiares asistieron al banquetes de bodas, celebrado en una hacienda campestre alejada de la ciudad.