Alejandro Jodorowsky, director, escritor, pintor, escultor, mimo, marionetista, tarotista y sanador psicomágico, entre otras muchas facetas, llevaba desde 1980 apartado del cine. Ahora, el artista chileno (Tocopilla, 1929) vuelve a escena por partida doble: por un lado, con su nueva película, la catártica autobiografía La danza de la realidad ; por el otro, con el documental Jodorowsky's Dune , de Frank Pavich, en el que se relata el fallido intento de Jodorowsky de trasladar al cine Dune , de Frank Herbert. Las dos películas se proyectaron ayer en Sitges dentro de la sección oficial. "Se me hace raro estar en un festival de cine fantástico. Quizá proteste el público, porque mi filme no es precisamente de vampiros, pero, vamos, algún mutilado hay", bromea el autor de la lisérgica El topo (1970) con una energía, amabilidad y lucidez que desafían la lógica de sus 84 años.

-Nicolas Winding Refn le dedica su película Solo Dios perdona , que vimos el otro día en el festival.

--Parece ser que yo le hice un favor muy grande cuando estaba él haciendo Drive . Yo leo el tarot a veces a mis amigos y él tenía la angustia de ir a filmar a Hollywood. Yo le dije: los productores no son artistas, son comerciantes, y te van a criticar y decir muchas cosas. Tú sonríe siempre y diles que sí a todo, que después se van y se olvidan. Pues así lo hizo: les dijo que sí a todo y después él hizo lo que quiso. Drive fue un éxito y me lo agradeció.

-¿Le gusta el cine de Winding Refn?

--Es el que más me gusta de los directores de ahora. Es formidable. Le recomiendo Bronson , esa hay que verla. Solo espero que no se lo coma Hollywood, porque he visto muchos directores de talento que luego solo hacen películas de monstruos. Por suerte, Solo Dios perdona no tiene nada que ver con el cine de hoy de Hollywood. Yo le lavé el coco y quizá me acabe odiando toda su vida (risas).

--Señor Jodorowsky, después de 23 años sin hacer cine, ¿cuánto echaba de menos ponerse tras la cámara?

--Muchísimo, pero hice otras cosas mientras tanto: libros, cómics, teatro, conferencias... Yo, verás, no quería transigir. Creo que el cine es arte y los productores creen que es solo negocio. El cine se ha convertido en solo entretenimiento. Vas al cine y sales igual que entraste. No causa ningún cambio en ti. Es un acto de relax, como un cigarrillo, un cóctel, pero no te queda nada. ¿Quién piensa ahora en Avatar , que costó 400 millones de dólares? ¡La olvidé, ya no queda nada! Yo vi de muy joven El perro andaluz y esa imagen de la mujer a la que cortan el ojo no la he olvidado. Es algo que te produce una riqueza interior, que te cambia.

--Es, supongo, lo que siempre ha intentado usted con su cine.

--Yo he pretendido hacer un cine artístico, no aburrido, buscando en las profundidades del inconsciente, del espíritu humano; que diera algo al espectador para que no saliera igual del cine. Como quien se toma un LSD. El cine de los productores es como 20 litros de coca cola. Y el cine de arte es una pequeña pildorita de LSD.

--Con la perspectiva del tiempo, ¿cree que fue mejor no haber hecho Dune , que forma parte ya de su leyenda?

--Sí, estoy de acuerdo. Cuando Frank Pavich (director de Jodorowsky's Dune ) vino a verme, yo no le conocía. Creía que era un loco que quería hacer un documental sobre algo que nunca se hizo. Dune en realidad no se hizo por mi culpa. Hollywood me tuvo miedo, me creyó loco, porque yo quería hacer una película de 12 horas o más. Y fíjate que ahora las hacen: ahí están las trilogías, las series de televisión.

--En el documental, precisamente, usted hace un emotivo discurso final sobre la necesidad de crear y habla de su propio cerebro como de "un universo en constante expansión".

--Es cierto. Yo siempre quise vivir del cine, pero un día, estafado por el productor de Tusk (1980), me vi en la pobreza absoluta, con una familia con niños y todo. Tenía que ganarme la vida. ¿Y qué tengo yo? La imaginación. Hice cómics, El Incal, La casta de los Metabarones ... Todas las personas tienen un talento, pero cada uno diferente. A mí me tocó el talento de imaginar, y así es como yo vivo: creando personajes, historias, ese tipo de cosas.

--Señor Jodorowsky, ¿cómo calificaría La danza de la realidad ? ¿Una obra compendio o un nuevo inicio?

--Si me muero mañana, es un testamento. Si sigo vivo, es un come back . Si vivo, haré otra, haré más. Y si no, será un testamento donde muestro por qué hice las películas que hice, de dónde vienen mis imágenes.

--Cuatro décadas después de El topo , ¿cuánto cree que ha ganado y perdido por el camino?

--Uno nunca pierde porque somos como las ramas de un candelabro. Primero eres niño, luego adolescente, después maduro y por último viejo. Todas esas fases, si las vives, te dan algo. Ahora mi cerebro no es el mismo de El topo . Entonces andaba metido en la búsqueda de la iluminación zen, pero eso ya lo pasé. Ahora ando en busca de la paz, de la felicidad.

--Usted se ha dedicado al mimo, al teatro, al tarot, al cine...

--Y ahora práctico un arte que considero que es la literatura de este siglo. El Twitter.

--Le iba a preguntar. Es muy activo desde su cuentaalejodorowsky.

--Ahí está la poesía, la literatura, ahí está todo. Ahí es donde los jóvenes me comprenden. Voy camino del millón de seguidores. ¡Y no he comprado ninguno! (ríe). Yo les respeto, no les cuento idioteces, les hablo sin ego sobre el sentido de la vida. Un día me preguntaron qué era la poesía. Pues yo les dije: la poesía es el excremento luminoso de un sapo que se tragó a una luciérnaga. Comentarios entre lo cómico y lo poético. Ahora es el arte que más me interesa, aparte del cine.

--No parece muy contento de la deriva del cine actual.

--Bueno... No quiero echar pestes, pero es terrible. Es el imperio de los productores y del gigantesco ego de las estrellas. ¿En qué ha desembocado el cine? En las series de televisión. Las series no tienen fondo. Estás enganchado a ellas durante cinco años, se acaban y llega la nada. Es el arte del entretenimiento, solo un sistema industrial. Y la esencia de la industria, es el dinero. ¿Pero desde cuándo el arte se ha medido por el dios dólar?

--Hay jóvenes que disfrutan hoy con sus viejas películas. ¿Qué le parece?

--Me gusta que las descubran ahora, pero es que ¡yo estaba avanzado 30 o 40 años! Soy como un gladiador lleno de cicatrices. En la primera película que mostré en México me querían matar pistola en mano. Fue un escándalo. Pero cuando uno es artista, debe avanzarse a su tiempo.