"Patética, trágica, seductora o demoníaca cuando el rol lo exige", escribió de Alicia Alonso el cubano Alejo Carpentier. "Ah, Alejo, amigo. Todo lo que ha dejado sigue viviendo", dice la bailarina y coreógrafa cubana con la voz suave y firme casi nonagenaria. Al cabo de la entrevista se notará su cansancio y las respuestas serán más cortas, como si se fuera desvaneciendo. Ha vuelto a España con su compañía, el Ballet Nacional de Cuba, que mañana ofrecerá en el Auditorio de Cáceres Don Quijote (21.00 horas), en el año del cuarto centenario de la primera edición de la novela de Cervantes. Si puede decirse que Alonso es memoria del ballet del siglo XX, su actividad permanente no la han anclado en el pasado como a veces ocurre a las grandes figuras del arte.

En 1988 montó la versión de este Quijote , que con el tiempo ha ido mejorando, "enriqueciendo". Una vida reducida a unos pocos hitos sólo ofrece un pequeño retazo de la importancia de esta bailarina: trabajos en el Ballet Theater of New York, colaboraciones con Jerome Robbins, Nijinska, Massine, estrenos mundiales de ballets en Europa y América, fundadora del Ballet Nacional de Cuba... Comprometida con la revolución castrista llegó a decir: "Me forjé al calor de la revolución y estoy orgullosa de ello".

--¿Cuándo se acercó por primera vez al Quijote?

--Yo creo que tendría ocho años. Mi padre poseía una colección de folletos rústicos con episodios de la novela y yo iba leyéndola lentamente, viendo sus ilustraciones abundantes. Y me encantó.

--Luego lo llevó al baile.

--Bailé el pas de deux del Quijote durante años, hasta que decidimos hacerlo completo. Creo que no estaba tratado con suficiente dignidad y que lo usaban como excusa para el baile. De manera que dimos mayor presencia al personaje de Don Quijote. A mí me encanta la escena del sueño, en la que él se convierte en una especie de príncipe.

--¿Qué ve en las nuevas generaciones de bailarines?

--Talento, continuación del ballet. Y es curioso que se ha producido un boom de hombres que quieren bailar. Antes lo frecuente era que las mujeres se dedicaran a esto; pero les han sucedido los hombres.

--Les enseñará a resistir.

--Esta es una carrera que se empieza con 9 o 10 años, a la vez que estudian en la escuela. De manera que fíjese si hay sacrificio porque esta es una disciplina artística, pero también casi militar. El instrumento de trabajo es el cuerpo, que tiene que decir lo que uno quiere: en expresión, en fuerza. Uno tiene que ser un atleta, y hay que saber bailar en un estilo, en una época...

--Usted ha sido una resistente.

--He tenido suerte. Se necesita una salud muy fuerte, una voluntad de hierro y amor a la carrera. He estado rodeada de baile, lo he conocido profundamente. Siempre he dicho que el bailarín es un árbol en su patria, pero su fruto es para todos. Y eso es lo que le da un sentido de universalidad.

--Su escuela de Cuba es su principal legado.

--Sí, es reconocida a nivel mundial.

--Pero cuál es su propio legado.

--Mi vida, la que he dejado en el baile.

--Vino a España por primera vez en 1929.

--De pequeña, sí. Y luego he seguido viniendo, excepto una época en que estuve bailando por todo el mundo y tardé en regresar. Pero últimamente, mis visitas han sido más frecuentes porque he tratado de ayudar al desarrollo del ballet y hemos conseguido que tenga rango universitario, algo que no ocurre más que en unos pocos países del mundo. Ahora se culminará la primera graduación universitaria.

--En el 2001 recibió el Premio Extremadura a la Creación por toda su trayectoria.--Tengo unos recuerdos muy bonitos de aquello. Por eso, quiero que, en agradecimiento a ello, vean este

Don Quijote