Al principio, parece un híbrido para consumo interno de Pret-a-porter y Nashville, pero a medida que progresa la acción, sobre todo, a partir de la mitad, A prairie home companion va subiendo y subiendo hasta alcanzar las cotas de lo sublime. Robert Altman no está acabado ni mucho menos. La nueva película del veterano director estadounidense reproduce el popular show radiofónico en directo que da título al filme y que se mantiene con gran éxito desde hace 30 años. No obstante, la película muestra la última escenificación, ya que el teatro donde se realiza ha sido vendido para ser convertido en un párking.

El creador de dicho programa, Garrison Keillor, ha sido el responsable del argumento y del guión y es uno de los principales personajes, ya que se interpreta a sí mismo. A su lado, estrellas de Hollywood que actúan como cantantes: un dúo formado por Meryl Streep y Lily Tomlin, que están increíblemente bien, y otro que integran Woody Harrelson y John C. Reilly, vestidos de vaqueros, que interpretan música country con convicción y acierto. Todo un regalo.

El arranque no es muy prometedor: Altman vuelve a recrearse en esas escenas llenas de personajes que hablan a la vez y a los que sigue a gran velocidad con una cámara nerviosa. Además, las bromas, ocurrencias y chistes que se oyen son propios de aquel espacio de Radio Barcelona La comarca nos visita , pero en versión de Minnesota.

Poco a poco, lo que aparece en pantallas va alcanzando una vigencia más universal. La comicidad se mezcla con el drama y aparecen dos escenas antológicas: la larga y obligada improvisación del presentador porque su ayudante ha trastocado los papeles y la canción de chistes malos y escatológicos de Harrelson y Reilly como rabiosa reacción al cierre del teatro.

En el pase de ayer al medodía para prensa y público se oyó la ovación más larga y contundente escuchada hasta ahora.

Altman utilizó dos cámaras, e incluso tres, filmando a la vez. "Podría decirse que lo hemos hecho como un documental. No hemos intentado esconder el uso de las cámaras. La idea era la de pillar el material en plena marcha como si el objetivo estuviera allí mientras la gente se movía", comenta el director.

UN FILME CHINO Al margen de la competición, Chen Kaige (Adiós a mi concubina ), presentó La promesa , una fábula con artes marciales y elementos fantásticos que es la producción más costosa del cine chino. Recreándose en la pureza del color y en la magia poética de las imágenes, Kaige repasa los ingredientes de la narración épica: el señor y el esclavo, el honor y la traición, y el amor.