Alejandro Amenábar recuerda una conversación que suele mantener con su amigo José Luis Cuerda sobre el cine de miradas y el cine de viajes a la luna. Mar adentro , encumbrada con dos grandes premios en el festival de Venecia, es, para él, cine de miradas, de reflexiones y de emociones intensas. "Es un paseo por la vida y la muerte. Es de aquellas películas que cuenta con el entusiasmo de la gente que la ve. Es el filme que yo querría ver en una sala".

El director de Tesis hablaba con convicción y entusiasmo dos días antes de recibir en Venecia el León de Plata y Gran Premio del Jurado y de que Javier Bardem se llevara el de Mejor Actor por su papel de Ramón Sampedro. El proceso creativo de Mar adentro ha sido difícil, lleno de dudas. "No quería una película deprimente, ni una apología del suicidio. Quería ser muy respetuoso. Si de algo estoy a favor es de la libertad".

UN DILEMA ETICO Más que un dilema ético, lo que ha tenido Amenábar es una enorme preocupación para que la película no resultara "insultante". "Son temas muy delicados. He querido ser honesto y no hacer daño a los que desean vivir. No quería hacer una apología del suicidio. Estoy a favor de la eutanasia, pero no del suicidio. Con eso debía ser muy cuidadoso", declara el cineasta. Su propósito era relatar "la injusticia", según sus propias palabras, que se ha hecho con Sampedro. "El no quería morir así", agrega.

Al pase de prensa de Venecia asistieron tres tetrapléjicos. "Cuando los vi aplaudir, me emocioné". Dos años antes, durante los preparativos del rodaje, Javier Bardem y él fueron a visitar juntos el Hospital de Tetrapléjicos de Toledo. Allí los médicos les comunicaron sus temores. "Tenían miedo. Nos decían: ¿Qué vais a transmitir? Luchamos cada día por sacar a esta gente de la depresión y que salga adelante y ahora igual se lo ponéis más negro´".

Amenábar recuerda especialmente a un chico de ese centro que le fue a saludar en silla de ruedas. Le contó que, justo hacía un año, en agosto del 2002, había asistido a la conferencia que él dio sobre Los otros en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo, de Santander. "No recordaba a ningún alumno en silla de ruedas. Cuando pensaba en ello, como si lo adivinara, me dijo que acababa de tener un accidente de moto. Ahí me dí cuenta de la responsabilidad: no le podía fallar".

CARGA MORAL Después de esa entrevista, Amenábar sintió la carga moral sobre las espaldas. "Durante todos los preparativos tuve en cuenta a aquellas personas en la misma situación que Sampedro que siguen viviendo y que quieren seguir viviendo".

Mateo Gil y Amenábar se encerraron en invierno del 2002 a escribir un guión basado en la vida real. "Dudé sobre si se podría contar una historia sobre alguien que no sólo no podía mover su cuerpo sino que se negaba a desplazarse". Se enfrentaba a una gran dificultad dramática. "¿Cómo hacer una película dinámica? No es una obra de teatro, necesitaba de continuos cambios de escenario".