Con el primer sorbo de alcohol llegó la primera ovación. Una Amy Winehouse que no pudo encontrar el punto de equilibrio, y mucho menos el de la entonación, hizo las delicias del público asistente a la tercera jornada de Rock in Río.

No era la artista más importante del cartel pero sí la más esperada de este festival, que se celebra en la localidad madrileña de Arganda del Rey.

Antes de que Winehouse haya depositado su huesudo y tatuado cuerpo en el Escenario Mundo, ya habían pasado por él los galeses Stereophonics y el escenario Hot Stage ya había recibido a Los Delinqüentes y los cubanos Orishas. Jamiroquai tomó el relevo de la británica en el escenario principal.

Una Amy Winehouse desprovista de todo argumento musical no defraudó a los asistentes, que no esperaban grandes logros musicales y sí algo de morbo en el comportamiento errático de la británica.

Con la primera copa, acabada la tercera canción de un recital iniciado con una declaración de intenciones como Adicted , Amy desistió de sus tacones para interpretar Cupid , aferrada a una guitarra incapaz de tocar.

Había mucha expectación creada tras el fiasco de su actuación en Rock in Río Lisboa y su reciente ingreso en un hospital a causa de una enfermedad pulmonar crónica que la cantante padece con tan solo 24 años por el consumo de crack y tabaco.

Amy salió al escenario sin apenas carisma ni voz, acompañada de nueve músicos que apenas pudieron lucirse al tener que arropar la caótica interpretación vocal de la británica.

La sorna general llegó a sus más altas cotas cuando el público coreó con ella el "no, no, no" de su conocido tema Rehab , en el que la cantante se niega a desintoxicarse o con el olvido de gran parte de la letra de A message to you, Rudy , versión del clásico de los Specials.

Hoy, The Police pondrán fin a su breve gira por España, que les ha llevado a Valencia y Bilbao, como cabezas de cartel de una jornada que completarán Alejandro Sanz, Estopa o el italiano Zucchero.