Históricamente, Ana María Matute ha gozado de un gran escepticismo frente al reconocimiento público, pero en los últimos años la gran escritora barcelonesa se ha visto obligada a replantearse su relación con el mundo que le rodea. La concesión ayer tarde del Premio Nacional de las Letras Españolas que concede el Ministerio de Cultura y distingue el conjunto de una labor literaria es un paso para reconciliarse con su tiempo, pese a ese desarraigo de francotiradora del que tanto presume.

La autora de 82 años, que se está recuperando de una reciente fractura de fémur, recibió la noticia del galardón en su domicilio barcelonés. Aquejada de una pronunciada sordera, fue su hijo Juan Pablo quien transmitió sus palabras y su emoción. "Estoy muy sorprendida con este premio, que no me esperaba y que me llena de orgullo". El galardón estuvo a punto de coincidir con la publicación de la novela Paraíso inhabitado , que estará en las librerias la próxima primavera.

Por otro lado, el cantaor de Badalona Miguel Poveda obtuvo ayer el Premio Nacional de Música 2007 en la modalidad de interpretación.