Se ha pasado a la televisión de pago después de una larga trayectoria como presentador de late shows en las cadenas convencionales. Andreu Buenafuente (Reus, 24 de enero de 1965) se resiste a engrosar la lista de viejas glorias televisivas y busca ahora un hueco más tranquilo en Movistar+, donde pretende hacerse fuerte con Late motiv (Canal+, 23.00 horas).

--¿Cuál es el espíritu o la filosofía de este nuevo Late motiv?

--Es esa mezcla de la que me gusta hablar ahora. Trata de respetar la ortodoxia, porque el horario, la duración y el concepto son muy conocidos, pero luego lleva por dentro ese alma que tienen nuestro productos. Es impensable ver un late show norteamericano con cinco colaboradores. Me parece más variado y más divertido así, y aquí tendremos eso: lo más clásico y también los colaboradores. Creo que eso le da un tono muy diferente a los lates clásicos.

--¿Veremos algo diferente a lo que vimos en En el aire?

--Algunos de los colaboradores son distintos. Pero bueno, esta pregunta me gusta mucho, porque es como una esclavitud que tengo y me la hacen en todos los proyectos que inicio. La entiendo, pero ya no sé cómo contestarla. Creo que lo nuevo es estar vivo y fresco, porque no quiero que digan "este es un pesado que no se va ni con agua caliente". Me gustaría pensar que aporto algo nuevo, pero no hay un plan. De repente lo más imprevisto, una pequeña sección, va a coger un repunte. Estos programas te sorprenden continuamente. Lo más importante es tener actitud, estar fresco y tener medios.

--¿Recuperará alguna sección?

--Hombre, yo recupero algo que había perdido un poco y que es el cara a cara con el invitado. Y además lo cojo con 50 años. Yo empecé con esto un poquito tierno. Me parece que las entrevistas nos van a traer momentos muy interesantes. Pero quizás otro apartado que ahora no prevemos pueda hacerlo también. Por ejemplo, recuperamos un género que es más de provocación, con David Suárez. A lo mejor hay alguna sorpresa y la gente se engancha a ese tío. Sales con un menú y cuesta identificar lo que va a sorprender. Ahí está parte de la magia.

--¿Por qué pidió irse a Madrid a hacer el programa desde allí?

--Después de tantos años yo quería vivir también la realidad de Madrid. Estuvo bien trabajar desde Barcelona durante 10 años, pero creo que cuando te diriges a un público español no quieres dejar pasar la oportunidad de estar en Madrid, vivir ese ambiente y contactar con profesionales de allí. También le viene bien al producto: hay invitados que no van a Barcelona. Nosotros aspiramos a traer personajes internacionales y Madrid es la capital.

--En EEUU hay un montón de late nights. ¿Por qué es usted el último mohicano de España?

--Pues no lo sé. Lo he pensado muchas veces y no encuentro una explicación. Es verdad que en EEUU hay una cultura y un hábito alucinantes. Creo que en este momento en la programación cohabitan unos 11 o 12. Pero eso es cultural. Aquí no olvidemos que España es también único en el mundo en cuanto a prime time , que es muy tardío. El late queda muy rezagado.

--¿Cree que quizá por esa razón no funcionó su anterior programa, En el aire en La Sexta?

--Pues creo que sí. Aquí en España no tenemos una cita regular. Aquí algunos de los prime time duran cuatro horas. Y la cosa va a más. Eso no pasa en ningún lugar del mundo. Nosotros éramos como el realquilado al que le dicen "ya entraréis cuando acabemos nosotros". Eso lo respetas, pero...

--Les pudo hacer daño este horario, ¿no?

--Hombre claro. Es que no hay una cita. Si le cuento la de veces que me han dicho "a mí me gustas pero no te puedo ver". Es como si yo le digo que me gusta mucho lo que escribe pero no le puedo leer. Te quedas como capado. Aunque también asumí eso pensando que cada cadena tiene su estructura de parrilla y ya está. Creo que el prime time en España debería empezar antes y los late también. Irnos a dormir antes.

--En este programa no tiene ese problema...

--Sí, es a las 11 de la noche y son 50 minutos. Te dejan de preocupar esas cosas, pero para concentrarte en lo que te debe preocupar, que es servir cada noche buen material. Esa es mi guerra. Lo otro no lo puedo controlar.