A David le queda un año de condena. No quiere desvelar el delito que paga en la prisión de Quatre Camins en régimen abierto. "Yo no he hecho daño a nadie", aclara. Este preso salió ayer de su celda para mostrar la ropa de Antonio Miró en el patio de la cárcel Modelo, bajo el paraguas de Pasarela Barcelona. Y cuando David abrió el desfile, con el pulso acelerado, recibió la primera ovación de su vida.

La presentación carcelaria de Miró fue desde que se anunció uno de los golpes de efecto de la Pasarela Barcelona. A pesar de la polémica, el modisto defendió su decisión: "Respeto el dolor de las víctimas, pero creo en la reinserción. Hay que ayudar a esta gente para que no vuelvan a delinquir", repitió ayer una vez más el modisto.

El backstage de ayer también era idéntico a cualquier otro desfile. En un espacio acotado con cortinas se vistieron y peinaron los modelos masculinos. En otro, al lado, las chicas. "Para nosotras es un desfile más", explicó la modelo Marta Español.

Al casting se presentaron unos 80 presos, de los que eligieron a 10, que se mezclaron con modelos profesionales. La mayoría tiene condenas por tráfico de drogas, como Mohamed, un marroquí de 25 años. "Esto nos da esperanza", aseguró. A su lado, Raymond esperaba a que empezase el show. Es nigeriano. A él le tocó cerrar el desfile con un bañador azul. "Estoy un poco nervioso", anunció. Poco después, Raymond parecía haber conjurado los nervios con una de las bolsas que diseña Miró y que cosen los presos.

Todos sabían que se trataba de algo más que un simple desfile. Ellos habían causado ese despliegue informativo en el patio de la prisión, donde se realizaría el desfile. Por su parte, Miró asumió con tranquilidad que esta vez las perchas eran más importante que las prendas.

Mientras, entre el público algunos intentaron encontrar señales que distinguiesen a los modelos que tienen la piel acostumbrada a la leche hidratante de los que se lavan la cara en la celda con agua y jabón. No las encontraron. No las había.