Arly Jover le da la razón a aquel célebre refrán que dice que nadie es profeta en su tierra. La actriz, que debutó por la puerta grande de Hollywood como vampira en Blade para después saltar al cine independiente europeo, todavía pasa desapercibida entre el público español, que desconoce que nació en Melilla. Tiene representantes en Los Angeles, Londres y París, pero aún aguarda a que una agencia de Barcelona o Madrid le preste atención. Ahora, con el estreno el próximo viernes de El imperio de los lobos , película francesa en la que comparte cartel con Jean Reno, espera que el cine español se fije en ella.

Muy alta, con unos impresionantes ojos verde esmeralda y una figura estilizada, parece salida de un desfile de Kenzo. Tiene 35 años pero aparenta menos. De pequeña el ballet era su pasión. Hasta tal punto que a los 17 años lo dejó todo para embarcarse rumbo a Nueva York, donde entró en la compañía de Martha Graham.

Una lesión le provocó problemas en los abductores. "Me operaron pero no hubo vuelta atrás. Tuve que dejar la danza". Se marchó a Los Angeles tras un músico del que se enamoró. Allí estudió arte dramático durante siete años. Después regresó primero Londres y después, París, donde vive desde hace dos años. La suerte llamó a su puerta. A los dos meses firmaba un contrato como protagonista de El imperio de los lobos , una historia imparable, con rodaje trepidante, repleto de escenas que dejan sin aliento a los actores. "Era angustioso. Perdí mucho peso. Me quedé en los huesos", ríe. En esta película de Chris Nahon, da vida a Anna, un personaje ambiguo en una historia de suspense.