Me gustaba el personaje. Si lo hubiera sabido no hubiera disparado. No sobre él". El exaviador de la Luftwafe alemana Horst Rippert ha confesado que en el verano de 1944 abatió al avión Lightning P-38 que pilotaba Antoine de Saint-Exupéry, autor de El principito entre otros relatos. Su confesión, recogida en Saint-Exupéry, el último secreto , que aparecerá la semana próxima en Francia, zanjaría de ser cierta décadas de especulaciones sobre su accidente o suicidio.

Los autores del libro, el buceador marsellés Luc Vanrell y el periodista Jacques Pradel, revelaron ayer en el diario francés La Provence la identidad del antiguo piloto, hoy de 88 años, jubilado como periodista de la ZDF (segunda cadena de televisión alemana). Le localizó Lino von Gartzen, joven aristócrata bávaro y fundador de una asociación de búsqueda de aviones perdidos. Von Gartzen siguió la pista a los pilotos alemanes destacados en la región de la Provenza en el verano de 1944. A la quinta llamada, le respondió Horst Rippert: "Deje de buscar. Yo fui quien abatió a Sant-Exupéry".

NADIE SALTO Rippert tenía 24 años y algunas proezas aéreas en su haber cuando fue destinado a la Provenza. El 31 de julio de 1944, dos semanas antes del desembarco aliado en Francia, recibió la orden de despegar en el aeródromo de Milles. Los radares habían detectado un avión enemigo. Cuando regresaba a la base pilotando un Me-109 avistó un Lightning de reconocimiento que volaba hacia Marsella, 3.000 metros más abajo. "Me dije, chico, si no te largas, te voy a pulverizar. Me tiré en su dirección y le disparé, no sobre el fuselaje sino sobre sus alas. Le di. Se precipitó derecho hacia el agua. Se estampó contra el mar. Nadie saltó. No vi al piloto", relata.

La descripción, aún fresca en la memoria de Rippert, se complementa con su estupor posterior. "Algunos días después supe que se trataba de Saint-Exupéry. Esperé, siempre esperé que no fuera él. En nuestra juventud todos le leíamos, adorábamos sus historias. Describía admirablemente el cielo, los pensamientos y los sentimientos de los pilotos. Su obra suscitó la vocación de muchos de nosotros. Nos gustaba el personaje. Si lo hubiera sabido, no hubiera disparado. No sobre él", subraya.

El marsellés Luc Vanrell opina que Rippert mató a su ídolo. "La muerte de Saint- Exupéry ha sido la tragedia de su vida". En Francia, Saint-ex es una especie de héroe nacional. Y Vanrell llevaba años centrado en una única pesquisa: desentrañar el enigma de la desaparición del escritor. Saint-Exupéry era un aviador avezado --salió con vida de seis accidentes y destrozó varios aviones, del desierto de Libia a Guatemala-- pero ya tenía 44 años, estaba en la reserva y consumía su última misión como piloto de reconocimiento, sin armas. Nunca regresó a su base de Bastia, en Córcega.

Hubo indicios de su muerte en el mar. En 1998 un pescador halló enredada en sus redes una cadena de plata con los nombres de Antoine de Saint-Exupéry y Consuelo, su esposa salvadoreña, que aparece como el personaje de la rosa en El principito . En 2004, Vanrell logró extraer los restos destrozados y corroídos de un Lockheed cuyo número de de fabricación correspondía con el que pilotaba Saint-Exupéry.

Uno de sus biógrafos, Paul Webster, insinuó que podría haberse suicidado tirándose al mar, aquejado de una depresión y desgarrado por sus conflictos sentimentales. Además del clásico infantil El principito , dejó libros imperecederos, entre ellos sus memorias de aviador Vuelo nocturno y Piloto de guerra .