El 5 de julio, en el Teatro López de Ayala, a partir de las diez de la noche, estamos invitados a recorrer un camino. El ‘Camino’ del bailaor extremeño Jesús Ortega (Badajoz, 1979). Un trayecto por su vida, sus sentimientos, sus miedos, sus alegrías y decepciones, en el que se acompañará de diferentes palos del flamenco que, con su compás, sus tercios y su historia, se convertirán en escenografía al lado del maestro, que cada día, en el Centro de Flamenco y Danza que lleva su nombre en Badajoz, ayuda a poner cuerpo y alma a más de 150 alumnos. Le acompañarán sobre y detrás del escenario, de lo mejor que tiene nuestra tierra y la vecina, Andalucía. Como artista invitado: David Palomar. Jesús Ortega es una persona excepcional, y un artista que va más allá de lo que a simple vista nos hace ver. Él nos enseña su ‘Camino’, y también con esa generosidad que le define, nos regala lo aprendido. Está en nosotros recogerle el guante, para sobre todo después, no soltarle la mano. Al menos, eso es lo que pretender hacer cada día, la que les escribe. Pasen y lean.

--¿Qué es ‘Camino’?

--‘Camino’ es un proyecto que nace con la ilusión de ser el montaje de mi primer espectáculo basado, realmente, en la historia de mi vida. Con ello, no pretendo que el espectador tenga que entender nada para comprenderlo, para sentirlo…, solo es que me gustaría destacar, a los lectores, que conlleva una gran dosis de sentido personal; pero que tenga claro quien se acerque el próximo jueves 5 de julio al Teatro López de Ayala, en Badajoz, que verá un espectáculo flamenco con diferentes palos y un hilo conductor. Y este ‘Camino’, que es el sentido de mi vida, comienza cuando me voy de jovencito con unos 19 o 20 años a la compañía de Cristina Hoyos. Soy ese joven que coge su maleta y se encuentra con gente desconocida, mientras escucha unos palillos para la creación de un espectáculo que se llamaba ‘Tierra a dentro’. Es por ello que el espectáculo comienza así y arranco bailando por tarantos. Y así, un ‘Camino’, un recorrido entero por el espectáculo con esa necesidad de expresar a través de mis coreografías y mi baile todo mi recorrido.

--Luego, le sigue una guajira…

--Sí, porque en el siguiente montaje que hacemos en la compañía de Cristina fue uno de los números que más me entusiasmaron. Los chicos íbamos también con unas maletas, las chicas estaban fantásticas…, era un espectáculo que me apasionó. También hay una coreografía por alegrías, que fue la primera que yo monté para Cristina y que ahora he vuelto a retomar para las bailaoras que me acompañan en el espectáculo. Y es, ‘Camino’ es una trayectoria por todos los palos donde va plasmado mi viaje. Van todos mis recuerdos, y va plasmado también una parte importante de mi vida, de amor y desamor, y luego, cómo no, el momento en el que llego a Badajoz, y me encuentro con la plaza Alta. El final de ese ‘Camino’.

--¿Por qué ha sentido que ahora era el momento de recorrerlo?

--La verdad es que, como sabe, he hecho coreografías para otros, he hecho direcciones artísticas, y siempre he tenido ganas de montar mi propia espectáculo pero, o no me encontraba preparado, o no era el momento, o me daba miedo, quizás por la responsabilidad…, y ha sido ahora con 39 años cuando me ha llegado así. Quizás haya sido la madurez, el tener un camino recorrido, estar asentado, quitarse fantasmas, quitarse miedos, el ser responsable, es por todo esto que sea ahora la hora de recorrer mi ‘Camino’.

--¿Qué ha aprendido de sí mismo a lo largo de este trayecto?

--Yo a esta pregunta le haría una contra pregunta, ¿qué me queda todavía que recorrer después de haber recorrido este camino? Porque he aprendido muchísimo. Siempre me lo pregunto, y es verdad que, como artista, a la hora de viajar con esa experiencia que te dan esos trayectos, las sensaciones que vives a la hora de montar los espectáculos, lo que experimentamos…, quizás vivamos mucho más que el resto de la sociedad que no tiene esos momentos u oportunidades, pero el problema es que cada vez siento, cada vez me doy cuenta, de que me queda mucho más por aprender. Aún me queda camino por recorrer tanto en lo personal como en el baile.

--¿Qué le hubiera gustado dejar atrás en ese camino hacia adelante?

--No hubiera dejado atrás nada, porque todo lo vivido es lo que me ha hecho que me conmueva, y que me involucre en montar el espectáculo. Si hubiera dejado algo atrás no hubiese salido este espectáculo de ‘Camino’, hubiese salido otra cosa.

--¿Qué ha sido lo más complicado a la hora de ‘recorrerlo’ artísticamente?

--Lo más complicado ha sido sentir la soledad, sí, sentir la soledad, porque haces una gran familia con los compañeros que viajas, pero al final la añoranza de dejar atrás a la familia pesa. Y es verdad que cuando eres joven no eres consciente de eso, porque disfrutas mucho con lo que estás haciendo, pero cuando pasan los años si te das cuenta de todo el camino que llevas recorrido sin tu familia, sin tus amigos, sin tu grupo de la infancia…, y es cierto que no se puede recuperar, se puede retomar pero no recuperar, y si es verdad que me llegó esa parte de culpabilidad de pensar: ‘tengo abandonada a mi familia, a mis sobrinos, a mis amigos…’ pero bueno, luego sabes que no es un abandono, al final es que tú has decidido vivir esa vida, pero marca, y eso es verdad que a mí me ha marcado.

--¿Qué le gustaría que quedara en el público tras su estreno?

--Me gustaría que le quedara una sensación de haber disfrutado, que durante la hora y veinte, que dura el espectáculo se olvidara de sus vivencias personales. Que le podamos hacer vivir cosas diferentes, que le podamos extraer de esa vida que han dejado en la calle, fuera del teatro, y que hagamos magia. No tienen porqué sentir lo que yo quiero plasmar ahí, porque quizás yo quiera plasmar mi desolación personal, pero puede ser la desolación de esa persona en ese momento, o mi alegría, que también puede ser la alegría del espectador. Si podemos conseguir en esa hora y veinte que el espectador sienta, es que lo hemos conseguido. Esa es la pretensión de ‘Camino’.

--¿Es difícil ser profeta en su tierra?

--Sí es difícil pero me siento afortunado, quizás más por los compañeros, porque al igual que me siento admirado por ellos, yo también siento esa admiración por ellos, por ese respeto que nos tenemos todos. De cara al ciudadano si es difícil, porque cuando estás fuera hay gente que no sabe que existes, pero cuando la gente te va conociendo, si me siento reconocido y creo que de eso tenéis mucha culpa los medios de comunicación que sois los que nos hacéis visibles. Me siento orgulloso por esa recompensa.

--¿Quién le acompaña en esta aventura?

--Al cante, José Gómez ‘El Fefo’, Ismael Solomando y Manuel Pajares. La guitarra de Juan Manuel Moreno, la percusión de Ramón ‘Porrina’, la flauta travesera de Ostalinda Suárez, y el baile de Zaira Santos, Cristina Gallego, Rosa Belmonte y Rocío Alcaide. De técnico de sonido está David Capellán, diseño de iluminación, Alfredo Vique y de la producción se encarga Juan Carlos Guajardo. Eso en lo concerniente a la parte artística. La dirección musical es de Juan Manuel Moreno con arreglos míos, y la obra, que se abre con una parte instrumental, es un regalo que me ha hecho Paco Suárez. Él ha sido el que me ha hecho esa Intro que es una joya, la verdad. En la puesta en escena contamos con una parte audiovisual, en la que también me han hecho un regalo el impresionante pintor Ramón de Arcos, que ha puesto a mi disposición unas acuarelas suyas de la plaza Alta, y de una parte de la campiña extremeña. También hay otras acuarelas. Éstas las han hecho los niños de infantil del colegio Santa Teresa tras un estudio que hicimos sobre la creatividad a esa edad. Todo eso ha sido también, por la añoranza que he tenido de mis sobrinos pequeños. He contado además con la colaboración de Cristina Hoyos que me ha ayudado a montar algunas coreografías. Mi maestra, que siempre está ahí.

--¿Por qué David Palomar?

--David palomar, la primera vez que me fui a la compañía de Cristina Hoyos me apasionó con su voz, con esa personalidad tan creativa. Y no me equivoqué porque ahí está su carrera, con esa obra ‘¿Qué pasaría si pasara?’ con la que ha creado una nueva forma de hacer espectáculo flamenco. Nos volvimos a encontrar en Japón y los dos, como estamos ‘mu locos’ y creemos mucho en las señales, nos prometimos hacer algo juntos y aquí estamos. Además, ha sido uno de los compañeros que más me ha empujado a que recorriera este ‘Camino’ ahora. Esto, también ha sido gracias a él.