'Away', la ambiciosa serie que Netflix estrena el viernes, día 4, es un poco una versión televisiva de todas esas odiseas íntimas del espacio que han marcado la ciencia ficción reciente. 'Gravity', de Alfonso Cuarón; 'Interstellar', de Christopher Nolan; o 'Ad astra', de James Gray, entre otras, eran aventuras cósmicas en las que la emoción personal tenía tanta importancia como el puro espectáculo. Antes de 'Away' ya estuvo, en esta misma línea, 'The first', cancelada antes de coger verdadero vuelo.

El productor Jason Katims quería seguir estimulando el lagrimal, como ya había hecho en 'Friday nights lights' y 'Parenthood', solo que ahora desde el espacio; poniendo entre los amantes, o los padres e hijos, una distancia ahora imposible de recorrer en SUV o cogiendo un vuelo a la otra costa.

Del brazo de Matt Reeves, cocreador de 'Felicity' con J. J. Abrams y ahora elegante cultivador del 'blockbuster' (las dos últimas entregas de 'El planeta de los simios' o la futura 'The Batman'), Katims se propuso adaptar un gran artículo publicado por Chris Jones en 'Esquire' en diciembre del 2014: el relato, titulado como la serie, de la odisea del espacio de Scott Kelly, astronauta de la NASA que pasó casi un año entero a bordo de la Estación Espacial Internacional (ISS), mientras su hermano gemelo Mark, también astronauta, se quedaba en tierra.

Creada por el dramaturgo Andrew Hinderaker, guionista de 'Penny Dreadful', y con Jessica Goldberg, creadora de 'The path', como 'showrunner', la serie cuenta finalmente una historia bastante distinta, pero con sentimientos similares: la misma añoranza por la Tierra, la misma fascinación por los Otros Mundos.

PROTEGIENDO DESDE ARRIBA

En un futuro cercano, la comandante Emma Green (Hilary Swank) lidera la primera misión tripulada de la NASA a Marte. La sigue un multinacional y dispar grupo de astronautas: el ingeniero ruso Misha Popov (Mark Ivanir), de sobrada experiencia en el espacio; el botánico británico Kwesi Weisberg-Abban (Ato Essandoh), más novato en estas lides; un piloto de la Fuerza Aérea India, Ram Arya (Ray Panthaki), con falsos aires de no necesitar a nadie en su vida, y la química china Lu Wang (Vivian Wu), cuya pétrea fachada oculta una pasión secreta.

Con este trayecto espacial de tres años, del que ni siquiera sabe si volverá, Green pone a prueba su entereza emocional y la de una familia que la necesita, quizás, más que nunca. Su hija, la madura quinceañera Lex (Talitha Bateman), se hará mujer sin el apoyo cercano de su madre. Su marido, el ingeniero jefe de la NASA Matt Logan (Josh Charles), sufre un derrame poco después de arrancar la misión y se ve obligado a reaprender a caminar. ¿Cómo se gestiona esa clase de noticia desde lejos, tan lejos? ¿Se puede alimentar una intimidad, un vínculo, a distancia interplanetaria?

Esas son algunas de las preguntas que propone 'Away', no solo a partir del caso de Emma. Poco a poco, vamos conociendo los trasfondos dramáticos de otros cosmonautas: al menos en la recta inicial de la serie, los 'flashbacks' se reservan para un personaje distinto en cada episodio, como pasaba en 'Perdidos'. Todos han pagado un precio alto por cumplir su sueño, lo que influye en sus dinámicas laborales, que no pueden dejar atrás al llegar las siete. Nunca están tan lejos unos de otros.

ESPECTÁCULO EFECTIVO

El drama humano, a veces sensible y otras sensiblero (una dualidad habitual en Edward Zwick, director que marca patrones desde el piloto), predomina sobre la acción épica, pero cuando la serie ha de ser espectacular, lo es. Las imágenes de la base lunar, escala necesaria antes de dirigirse al planeta rojo, parecen extraídas de 'Ad astra', y el paseo espacial para arreglar un panel de energía evoca un poco el arranque de 'Gravity'. Diseño de producción y vestuario o efectos especiales son de nivel cinematográfico.

El abaratamiento de los costes en infografía permite desde hace tiempo esta clase de milagros en la (ya no tan) pequeña pantalla. En materia de naves espaciales, no nos conformamos con maravillosas pero humildes maquetas en planos de recurso repetidos ad eternum: queremos el festín visual completo, el esplendor. Incluso en una serie presuntamente orientada al chiste como 'Space Force', la acción espacial es cosa seria, lustrosa e impactante.

'ELEGIDOS PARA LA GLORIA'

El de Netflix no será el único drama espacial de la temporada. En octubre, Disney+ estrenará una nueva adaptación de 'Elegidos para la gloria', el libro de Tom Wolfe sobre los siete pilotos militares que se convirtieron en los primeros astronautas. Que ya exista una gran película de Philip Kaufman basada en ella, por supuesto, no ha supuesto ningún problema para los productores. Se estrenó hace casi cuarenta años y nadie se acuerda de ella, deben pensar.

Por otro lado, Apple TV+ estrenará, en principio, este otoño la segunda temporada de 'Para toda la humanidad', serie sobre un universo alterno donde los soviéticos se habrían adelantado a los estadounidenses, por solo unas semanas, en el desafío de pisar la luna. Entre sus creadores encontramos a Ronald D. Moore, quien reformuló hace década y media 'Galáctica, estrella de combate', otra clase de odisea del espacio, más operística. Sam Esmail, padre de 'Mr. Robot', prepara ahora otra nueva versión. Del espacio nadie se cansa.