Ayanta Barilli (Roma, 1969), la finalista del Planeta, asegura que no le pesa ser hija de Fernando Sánchez Dragó, aunque este haya intentado robarle todos los planos llorando a moco tendido cuando ella salió a recoger el galardón o paseando a su novia, medio siglo menor que él y con quien ha rodado una película porno. Pero no nos desviemos porque la noticia es la hija.

-Su debut, ‘Un mar violeta oscuro’, escarba en la intimidad de su familia materna. ¿Cómo son los Barilli?

-Vaya, suelen preguntarme por mi padre, pero no por los Barilli. Es una familia de Parma de cómicos, actores, músicos y algún escritor con cierto reconocimiento en Italia. Para mí han sido una fábrica novelística.

-Pero las mujeres de esa familia no eligieron muy bien a sus parejas.

-Mi bisabuela, mi abuela y mi madre vivieron en una sociedad patriarcal para bien o para mal y estuvieron fuertemente marcadas por la historia. Sorprende que siendo cultas acabaran eligiendo al hombre que no las supo amar. Mi bisabuelo era conocido en la familia como Belcebú.

-¿Su padre forma parte de ese elenco de hombres inapropiados para formar una pareja?

-Noooo, mi padre es un hombre extraordinario. La historia de amor demoniaca que acaba con mi madre fue una historia posterior.

-¿Ha sido complicado contar sus intimidades familiares?

-Con el pasado he podido fantasear, pero a medida que me acercaba a mi propia experiencia era más difícil.

-A su padre no le incomoda en absoluto airear su vida íntima.

-Yo soy una persona poco egocéntrica. Me gusta estar más bien escondida.

-Siendo actriz y presentándose al Planeta lo tiene difícil.

-[Ríe] En eso mi padre y yo somos muy diferentes, y por ello, también complementarios, pero al mismo tiempo hemos tenido una relación compleja desde el punto de vista intelectual. Para mí es muy inspirador.

-¿Cómo lleva ser su hija?

-Nunca me he sentido aplastada por él. Para mí lo más difícil es esa cosa social de tener que atender a la gente que me pide explicaciones de asuntos que son suyos personales y con los que yo no tengo nada que ver.

-Y ante sus…, digamos, salidas de tono, ¿cómo responde?

-Pues criticándolo a veces, claro, y él me dice que soy como todas las mujeres de la familia, unas censoras.

-¿Se sorprendió al verlo en el Palacio de Vistalegre apoyando a Vox?

-A mí, de mi padre no me sorprende nada. ¿Me pregunta si estoy de acuerdo con él?

-Pues sí, se lo pregunto.

-Mi abuela era una mujer de izquierdas que acogía a exiliados españoles en los años 60. Así conoció mi padre a mi madre. Pues bien, mi abuela solía decir que hablar de política es de mala educación.

-En la noche del Planeta se decía: «Su primera novela, hija de Sánchez Dragó, finalista del Planeta…». ¿Le molesta la ecuación?

-Eso me lo llevan diciendo toda la vida en todo lo que hago. Me da absolutamente igual.