Javier Bardem no lo puede evitar. El jueves estaba sentado en la tienda de Apple en el Soho para hacer una presentación a fans y macadictos de No country for old men , y la primera pregunta que escuchó del moderador de la charla fue sobre el corte de pelo que luce en la última película de los hermanos Coen, que se estrenaba ayer comercialmente en EEUU. Luego llegó otra que no parece convencerle mucho pero que también se harta de intentar esquivar: "¿Piensa en los Oscar?"

El español se enfrentó con humor y sin tensión a todos los interrogantes, aunque en algunos casos fueran tan peregrinos como buscar similitudes entre los Coen y Julian Schnabel. "Los Coen son, con mucho, mis directores favoritos desde que vi Sangre fácil ", explicó Bardem, que confesó que se sintió "ansioso" por rodar con los creadores de Barton Fink y Fargo . Su personaje en la versión cinematográfica de la novela de Cormac McCarthy es Anton Chigurh, y crearlo fue un reto. "Debía retratar lo que en el guión y en el libro es algo simbólico de lo que es la violencia. Tenía que convertirlo en algo físico. Y yo odio la violencia".

La polivalencia, la entrega y la capacidad de Bardem para superar cualquier reto hacen que no le falte guiones. Y el actor, que ha rodado El amor en los tiempos del cólera en Colombia y que tiene en cartera Nine y Killing Pablo , reconoció que está cambiando la procedencia de las ofertas. "Ahora tengo más ofertas de fuera de España --dijo--. Pero no estoy planeando trabajar más en EEUU. Es algo accidental. Fuera me siento separado de mis raíces. Hay cosas como comer tu comida y estar con tus amigos, y rodar en España es más divertido".