Bill Clinton mira la sesentena con el ceño fruncido. El expresidente de EEUU, el hombre de la eterna cara de niño travieso, cumplió ayer 60 años sin que el cambio de década le haga ni pizca de gracia. "Lo odio, pero es verdad", dijo Clinton. "Estaba acostumbrado, hasta ahora, a ser la persona más joven en todas las actividades que hacía. Pero llevo muy mal eso de ser la persona más vieja que está en la sala", añadió el expresidente.