Actor cumbre, reputado cineasta, académico de la Lengua, autor teatral y literario, Fernando Fernán-Gómez, fallecido hoy a los 86 años tras una larga enfermedad, nunca se dejó ceñir por el ejercicio de una disciplina única, lo que le convirtió en una figura clave de la cultura española contemporánea. La trayectoria de Fernando Fernán-Gómez, una de las más brillantes del Séptimo Arte, fue reconocida en todos los ámbitos, desde la concesión del Príncipe de Asturias de las Artes, los Premios Nacionales de Cine y Teatro, la Medalla de Oro de la Academia de Cine o la máxima cantidad de Goyas acumulada por ninguna otra figura del cine español.

Fernando Fernán-Gómez nació el 28 de agosto de 1921 en Lima, durante una gira que realizaba por Latinoamérica su madre, la actriz Carola Fernández Gómez, y fue inscrito en el consulado de Buenos Aires, por lo que conservó la nacionalidad argentina hasta 1970, en que se nacionalizó español. A los tres años llegó a España y ya a lo nueve años se incorporó al cuadro artístico de su colegio, donde debutó con un papel de camarero. Desde 1934 participó en grupos de teatro de aficionados, y fue su afición a la interpretación la que le llevó a abandonar sus estudios de Filosofía y Letras para dedicarse a la escena, donde debutó como profesional en 1938 en la compañía de Laura Pinillos.

Allí le descubrió Jardiel Poncela, quien le dio su primera oportunidad al ofrecerle, en 1940, un papel como actor de reparto en su obra "Los ladrones somos gente honrada". Tres años más tarde le contrató la productora cinematográfica Cifesa y así irrumpió en el cine con el filme "Cristina Guzmán", dirigido por Gonzalo Delgrás, y ya al año siguiente le ofrecieron su primer papel protagonista en "Empezó en boda", Raffaello Matarazzo.

Un hombre multidisciplinar

Así comenzó una carrera como intérprete cinematográfico que le llevó a rodar más de 150 películas a lo largo de casi sesenta años. Ya en los años cuarenta trabajó a las órdenes de los cineastas más prestigiosos del momento, como Edgar Neville o Luis Sáenz de Heredia, en filmes que marcaron época como "Domingo de carnaval" o "El destino se disculpa".

La suma de películas de éxito como "Botón de ancla", "Balarrasa", "La mies es mucha" o "Esa pareja feliz" -debut en la dirección conjunta de José Luis Berlanga y Juan Antonio Bardem- no sólo le convirtieron en un rostro popular del cine, sino que le permitieron demostrar su ductilidad, tanto en papeles cómicos como en dramáticos.

De esta forma pudo dar el salto a la dirección, en 1953, con la película "Manicomio". Fue un fracaso, como las dos siguientes, por el uso de un tono alejado del cine imperante marcado de Cifesa. Sin embargo, el éxito como cineasta le llegó cinco años más tarde con "La vida sigue adelante". En 1963 realizó "El mundo sigue", un melodrama neorrealista testimonial, y al año siguiente "El extraño viaje", una obra basada en una idea de Berlanga, y de una negrura esperpéntica. Esos dos filmes, hoy considerados fundamentales en la historia del cine español, fueron en su día secuestrados por la censura, que impidió su estreno, lo que acarreó a Fernán-Gómez el apelativo de cineasta maldito.

Tras esos fracasos comerciales, su carrera como cineasta derivó en la década de los sesenta y los setenta hacia adaptaciones teatrales de comedia de Mihura o Alonso Millán. Dramas, parodias del cine español de entonces o cine de mayor peso temático y acogidas de muy distinta forma por público y crítica, a los que logró aunar en 1986 con "El viaje a ninguna parte".

En los años setenta, la valía actoral de Fernán-Gómez encontró vehículos apropiados a su talento en los nuevos cineastas que trajeron nueva sabia al cine español como Carlos Saura, Víctor Erice, Manuel Gutiérrez Aragón, Gonzalo Suárez, Pedro Olea o Jaime de Armiñán. Una serie de trabajos que viajaron por los más prestigiosos festivales de cine del mundo y que se vieron reconocidos con diversos galardones como los dos Osos de Plata a la mejor interpretación masculina del festival de Berlín que consiguió en 1976, por "El anacoreta", de Juan Estelrich; y en 1985 por "Stico", de Jaime de Armiñán.

Las nuevas generaciones de cineastas que fueron surgiendo en décadas posteriores, no hicieron sino consolidar su fervor hacia Fernán-Gómez, quien estuvo presente en dos de las películas con las que España ganó el Oscar, "Belle epoque", de Fernando Trueba; primero, y "Todo sobre mi madre", de Pedro Almodóvar, después. Fernán-Gómez no descartó ninguna de las fiestas interpretativas, desde la radio o el doblaje de películas, allá en los años cuarenta, pasando por la actuación y la realización de series de TVE.

Y, por supuesto el teatro, en su triple vertiente de autor, intérprete y director de brillante puestas en escena. Ese trabajo escénico le valió entre otros galardones, el Premio de Interpretación Dramática a principios de los sesenta o el Premio Lope de Vega en 1978 por su obra "Las bicicletas son para el verano". Como autor literario, Fernán-Gómez dominó además del texto teatral, la novela o la poesía. Su primera novela "El vendedor de naranjas", publicada en 1961, pasó inadvertida, pero no así otras como "El mal de amor", con la que fue finalista del Premio Planeta en 1987. Después de editar varios títulos, en 1990 salió a la venta su libro de memorias, bajo el título de "El tiempo amarillo". Fernán Gómez fue además un prolífico articulista hasta el final de sus días.

Premios por doquier

Fernán-Gómez ingresó en la Real Academia Española de la Lengua (RAE) en 1998, tres años después de recibir el Príncipe de Asturias de las Artes, un galardón que venía a sumarse a los Premios Nacionales de Cinematografía y Teatro, además de la Medalla de Oro de las Bellas Artes, la Medalla de Oro de la Academia de Cine, el Oso de Oro Honorífico del Festival de Berlín, a toda su trayectoria, el Premio Donostia del Festival de San Sebastián y los seis Goya que, a lo largo de su carrera, ha conseguido, en las categorías de director, actor, guión original y guión adaptado.

En los últimos años Fernán-Gómez se encargó de "Morir cuerdo y vivir loco", una adaptación de la segunda parte de "El Quijote" que estrenó en 2004, un año en que publicó la novela "El tiempo de los trenes". Fue un año después cuando el Festival de Berlín le otorgó un Oso de Oro de Honor por el cómputo de su carrera cinematográfica, mientras que el homenaje de los cineastas David Trueba y Luis Alegre tomó la forma del celuloide en el documental "La silla de Fernando" (2006), donde se mostraba su vertiente más humana, divertida e ingeniosa a través de una larga conversación grabada en su propia casa.

Divorciado de la cantante María Dolores Pradera, con la que se casó en 1945 y con la que tuvo dos hijos, Fernando y Elena, Fernán-Gómez contrajo matrimonio en 2000 con la actriz Emma Cohen, después de varias décadas de convivencia.