La boda de la modelo británica Liz Hurley y el empresario indio Arun Nayar terminó como el rosario de la aurora. La seguridad desplegada en torno al enlace para preservar la exclusiva acabó con escaramuzas y puñetazos entre los vigilantes de seguridad y los fotógrafos que querían lograr una imagen de la pareja.

Cuando el vehículo en el que Liz llegaba a la imponente fortaleza Meherangarh, en la ciudad rajastaní de Jodhpur (oeste de la India), los fotógrafos, a empujones, lograron detener el coche durante 10 minutos. En ese momento, la policía intervino para prevenir que la situación no se fuera de las manos y emplearon la violencia con los periodistas. Poco después se desató otra escaramuza que terminó con un cámara herido leve.

Ajenos a la batalla que se libraba en el exterior, los contrayentes celebraron la ceremonia hindú que les ha convertido en marido y mujer. La pareja se casó antes de viajar a la India según los cánones occidentales en el castillo de Sudeley, en el pueblo de Winchcombe, al suroeste de Inglaterra. Entre los asistentes se hallaba el hijo de la flamante esposa, Damien, de 4 años, fruto de una breve relación con el productor americano Stephen Bing, además de Elton John y Kate Moss, entre otros.