En su libro Verdad tropical , Caetano Veloso destacaba la paradoja de que, en los años 50 y 60, mientras el primer mundo exportaba el rock, una música que expresaba salvajismo y desaliño, el subdesarrollado Brasil desarrollaba un género sofisticado y poético: la bossanova. Una música que, a diferencia del tango, el fado o el blues, no tiene antecedentes marginales, sino que nació en un entorno semielitista. De Río de Janeiro al mundo. Hace 50 años.

La fecha simbólica es el 10 de julio de 1958, día en que se inscribió en el registro la canción Chega de saudade (Basta de melancolía ), de António Carlos Jobim y Vinícius de Moraes, interpretada por Joao Gilberto. Un disco de 78 revoluciones que propició una revolución tranquila en la música brasileña: atrás quedaban la samba-canción y las voces exuberantes. Gilberto trabajaba la respiración según técnicas de los yoguis, cantaba casi susurrando, con las notas justas y sin vibratos, y su técnica con la guitarra (la batida) incluía un inédito juego con el pulgar derecho que pervertía los ritmos.

PLANETA CARIOCA Cómo se incubó la bossanova y cómo llegó al gran público queda explicado con detalle en un libro, Bossa nova. La historia y las historias , de Ruy Castro; un volumen de 1990 que ahora ve la luz en castellano. Relata las tramas y clanes que operaban en el Río de Janeiro de los 50, con un Jobim que trabajaba como empleado de la discográfica Odeon. Talentos como Roberto Menescal, Carlos Lyra y la adolescente Nara Leao, más seducidos por el cool jazz que llegaba de Estados Unidos vía Chet Baker y Gil Evans que por los ritmos populares afrobrasileños.

Tal y como relata Castro, Chega de saudade fue grabada a principios de 1958 por Elizete Cardoso, pero la versión que haría historia llegó unos meses después. Introvertido, exigente y poco pactista, Joao Gilberto dio puerta a Columbia después de que un directivo sugiriera un pequeño cambio en el texto de la canción, y pasmó al personal de Odeon cuando exigió dos micrófonos para la sesión; uno para la voz y otro para la guitarra. Fue casi un mes de grabación regada por discusiones febriles, incluso con Jobim ("Eres brasileño, Tom. Eres perezoso", le soltó).

La incomprensión fue general. Gilberto era "un cantante resfriado" que irritó al sector. Alvaro Ramos, gerente de una cadena de tiendas de Sao Paulo, partió un ejemplar en el borde de una mesa al tiempo que lanzaba una frase histórica: "¿Así que esta es la mierda que nos manda Río". Cero en puntería comercial, porque el trío integrado por el guitarrista, Jobim y De Moraes movería montañas con éxitos como Garota de Ipanema , en 1963.

El poeta murió en 1980; el compositor, en 1994, y Joao Gilberto, con 77 años, sale de gira este verano. Y la bossanova no ha dejado de hacer amigos.