Mira aquí arriba, estoy en el cielo" bautiza David Bowie la letra de Lazarus , uno de los temas de Blackstar (Sony records, 2016), su último retoño experimental con tintes jazz que salió al mercado tan solo hace unos días.

Como anuncio premonitorio o burla a la casualidad, ayer a primera hora, su cuenta oficial de Twitter, y más tarde la de su hijo Duncan Jones, confirmaban la triste noticia. El Duque blanco había fallecido a los 69 años. El álter ego musical de David Robert Jones (1947, Brixton) murió ayer intentando combatir un cáncer que los médicos le habían diagnosticado hace un año y medio. Fallece precisamente el mismo mes en el que nació. Tres días más tarde. Y una semana después de lanzar su estrella negra , un ligero presagio de obituario entre líneas.

Si las redes inundaban con su nombre los timelines hace unos días con felicitaciones por su última vela --y por su nuevo disco--, ayer, lo hacían también pero por un motivo diferente. Referentes de la cultura internacional y nacional regalaban sus palabras de agradecimiento al exponente del rock y la irreverencia durante tantos años y hasta casi el día de su muerte.

En su legado deja una prolífica carrera musical con veinticinco álbumes firmados y coqueteos con el resto de disciplinas en las que se desenvolvió con tanta frescura como en las tablas. Los setenta fueron suyos. De hecho, el máximo reconocimiento le llegó con su venerado Ziggy Stardust. El personaje de The Rise and Fall of Ziggy Stardust and The Spider From Mars catapultó en 1972 al joven británico hacia las estrellas musicales. Aunque antes David Bowie (1967), Space Oddity (1969), The man who sold the world (1970) y Hunky dory (1971) ya le habían valido reconocimientos por su alarde de originalidad. Treinta años en activo con Aladdin Sane (1973), Diamond dogs (1974), el aclamado Heroes (1977) y el bailable Let's dance (1983). Así, hasta casi una veintena de trabajos hasta que después de Reality (2003) firmó una temporada sabática. En 2006 cuando anunció su retirada de los escenarios --temporal--. Apagó micrófonos y dejó pasar siete años de silencio hasta que en 2013 reapareció con un The Next Day decidido. Es en esta última etapa sobre los escenarios ha dado a luz a los últimos hijos de su legado musical más contemplativo y resuelto.

EXCENTRICO Y AMBIGUO La inquietud artística fue la cualidad más característica de Bowie. Pasó del folk psicodélico al funk, al soul y se erigió como exponente de reconocido glam rock. Si bien es cierto, su figura fue convertida por la crítica y por los admiradores prácticamente en una deidad en las últimas décadas. De hecho, no concedía entrevistas. Ambiguo y transgresor, hizo pública su bisexualidad en 1972 en Melody Maker , una de las publicaciones británicas de referencia. Una cosa está clara, su estética rompedora y colorida, sus tintes, sus letras desgarradas y su aspecto desobediente han marcado a generaciones de melómanos y han conseguido catalogarlo como inmortal.