Antes de que la calvicie le restara lustre y los kilos deformaran su cuerpo, Marlon Brando sedujo desde la pantalla a millones de corazones. Las numerosas conquistas femeninas de la que fuera una de las más grandes estrellas de Hollywood fueron bien aireadas por la prensa de la época. Pero hubo otra lista secreta de amantes masculinos, silenciada. Brando Unzipped , un libro de Darwin Porter a punto de salir en el mercado anglosajón, desvela los nombres de artistas, de ambos sexos, que tuvieron relaciones íntimas con Brando, como su colega Burt Lancaster.

En los primeros extractos de la obra, publicados ayer por The Sunday Times , se incluye entre los seducidos por el actor a mitos del séptimo arte como el duro Lancaster, Laurence Olivier y John Gielgud, Tyrone Power, James Dean y Montgomery Clift. A esta lista se añade el compositor Leonard Bernstein.

La lista de mujeres que cayeron ante su magnetismo no es menos destacada. Ava Gardner, Marilyn Monroe, Ingrid Bergman, Anna Magnani o la cantante Edith Piaf, se alternaron en la cama de Brando con sus colegas masculinos.

A la bomba sexual que fue Marilyn Monroe la conoció en 1946, cuando ambos eran desconocidos. El encuentro tuvo lugar en un bar de Nueva York, ciudad donde él estudiaba para ser actor. Según Porter, el joven aspirante a estrella le ofreció a la rubia 15 dólares a cambio de llevársela un rato al apartamento de alquiler en el que vivía. "Yo negociaba un desayuno, un almuerzo o una cena, según la hora del día", diría Marilyn, reconociendo haberse acostado con desconocidos para poder comer en los tiempos difíciles.

La obra desvela el nombre de otro actor, Wally Cox, que habría sido el gran amor de juventud de Brando. Cox murió en 1973 y la estrella conservó las cenizas hasta su muerte, en julio del 2004. Fue entonces cuando por deseo suyo, las cenizas de ambos fueron esparcidas en Tahití y en el Valle de la Muerte (California).

Atormentado, posesivo, violento, vivió traumáticamente su sexualidad y su popularidad. Llegó a perder todo interés por el cine, al que sólo retornó ocasionalmente. Ni siquiera llegó a sentirse orgulloso de algunas de sus interpretaciones memorables como La Ley del silencio , de Elia Kazan, o El Padrino , de Francis Ford Coppola. Su vida privada estuvo llena de escándalos.