Isabelle Touton ha dado voz a veinte escogidas escritoras que hablan de cuestiones profesionales y biográficas, a veces muy íntimas: de su estética, de cómo les afectó la crisis, de las redes, de su formación, de por qué los hombres copan la mayoría de los premios literarios en España (en 2016 uno de cada 10); de por qué a las mujeres se les da menos crédito literario que a ellos y por qué con la edad ellas van desapareciendo del panorama literiario. El resultado es Intrusas. 20 entrevistas a mujeres escritoras, un libro que ha editado la Institución Fernando el Católico dentro de la colección Letra última, en el que Touton les pregunta sobre la literatura escrita por mujeres, que nada tiene que ver con la literatura femenina.

El título, que tiene mucha fuerza, procede de un comentario que hace la aragonesa Cristina Fallarás en su entrevista, respecto a las autoras de novela negra, donde afirma: «Te miran como una intrusa»; y es que por esa mirada «androcéntrica» que varias novelistas cuentan que en sus inicios habían querido «imitar la supuesta neutralidad de las voces». Ahora, sin embargo, con el auge de la concienciación feminista las «mujeres quizá quieran reivindicar su condición de intrusas», asegura la autora desde Francia, donde reside.

Entre las 20 autoras las hay de todas las edades y géneros. Primero (allá por 2013) contactó con autoras que «me parecían potentes e insuficientemente reconocidas», como Paloma Díaz Más, Juana Salabert o Remedios Zafra», después se sumaron otras que «estaban afianzándose» (Mercedes Cebrián, Elvira Navarro, Marta Sanz o Laura Freixas, etc.) para completarlas con diversidad geográfica, lingüística o generacional (Najat El Hachmi, Cristina Morales o Sara Mesa). Hay cuatro aragonesas, Cristina Fallarás, Luisa Miñana, Cristina Grande y Patricia Esteban Erlés.

La literatura no es que sea machista sino que es «un producto de la sociedad en la que nace» porque «los sistemas de legitimación y jerarquización los han formado microsociedades mayormente patriarcales y burguesas». Muchas de las escritoras han sufrido «condescendencia y paternalismo»; Fallarás insiste en que es «importante ocupar los puestos de poder», mientras que Elvira Navarro denuncia «el victimismo y el puritanismo en el feminismo puesto que en vez de empoderar le hace un flaco favor»; de hecho publicó un artículo en ese sentido después del #Metoo para solidarizarse con el colectivo de 100 mujeres que en Francia denunció los «abusos de la campaña».

La percepción es diferente entre generaciones, ya que «se ve un feminismo más artístico o intelectual que político en algunas escritoras de cierta edad», uno combativo que obra «dentro del campo artístico contra la dominación masculina y el techo de cristal» y un «feminismo anticapitalista». Estas serían las tres grandes tendencias teóricas.

Touton reconoce que desde 2014, tras las movilizaciones en contra del anteproyecto de la ley del aborto, de Ruiz Gallardón, no ha dejado de intensificarse la aceptación del feminismo entre las escritoras y en la sociedad.

demostrar que interesa / Preguntada por qué tiene que demostrar una autora para tener la misma aceptación que un hombre, Touton cree que el problema no es ser reconocida sino que «su obra siga interesando con el tiempo y no haga sombra a las demás mujeres». En cuanto a la igualdad a la hora de conseguir premios, explica que en 2018 casi todos los premios literarios fueron para mujeres quizá fruto de la «fuerza de persuasión del movimiento feminista». Se dice, afirma, que era «el momento de las mujeres», pero añade que habrá que ver si escritores y críticos «se interesan por obras escritas por mujeres o les dejarán de lado en cuanto afloje la presión».

Para la autora de las entrevistas el feminismo mayoritario en España no trata de promocionar a las mujeres en una organización social determinada sino de «cambiar el modo de organización de la sociedad».