La otra madrugada, astros como Lady Gaga o los Rolling Stones daban la cara en el evento One World, y este miércoles por la noche (una de la madrugada en España) será Bruce Springsteen el que nos salude desde su madriguera para unirse al frente contra la covid-19 en el concierto benéfico Jersey 4 Jersey. Es llamativo ver cómo estos días nadie se queda al margen, y que las más rutilantes estrellas dan señal desde lo alto de sus torres de marfil. Y mientras aquellos se dirigieron al mundo en su conjunto, el Boss atiende al kilómetro cero: a las necesidades de New Jersey, el estado norteamericano que, después del vecino Nueva York, más está sufriendo los efectos del virus, con más de 4.000 muertos registrados para una población de 8,8 millones de habitantes.

“Piensa globalmente, actúa localmente”, sugiere el dicho, y al conocido como ‘Garden state’ se dirige este festival en ‘streaming’ encaminado a recaudar fondos para los colectivos más vulnerables y los que están en primera línea de batalla contra la pandemia, en el sector sanitario o de seguridad. Donaciones vehiculadas por la web de una ONG recién constituida, New Jersey Pandemic Relief Fund, bajo cuyo paraguas actuarán también paisanos como los rockeros de Bon Jovi, el ilustre ‘crooner’ Tony Bennett, la joven cantante pop Halsey y figuras del ‘entertainment’ con vínculos con ese estado como Whoopi Goldberg o Danny DeVito.

Suma de talento

Una de las razones para pensar que saldremos de esta, quizá un poco antes de lo que indican los titulares más agoreros, la encontramos en la concentración de talento que trabaja en estos momentos en la dirección correcta. Las figuras de la más alta competencia están por ello, y a su escala, Jersey 4 Jersey lo ilustra no solo con esa selección de artistas, sino también por el capital intelectual y operativo que opera en la retaguardia: el festival cuenta con el asesoramiento de portentos del ‘show business’ como Jon Landau (el histórico ‘manager’ de Springsteen), Irving Azoff (presidente de la sociedad del Madison Square Garden y representante de artistas, que acaba de fichar a Bon Jovi) o Joel Peresman (presidente de la fundación del Rock and Roll Hall of Fame). Pesos pesados, y gente con cierta práctica en las cosas que acaban bien.

Y al frente de todos ellos, Bruce Springsteen, un artista cuya sintonía anímica con el género humano forma parte del discurso artístico, que sabe hacer de las canciones un espejo de las angustias colectivas. Ya fue así, por ejemplo, cuando el 11-S del 2001 dejó a los neoyorkinos (y no solo a ellos) en estado de ‘shock’. Respondió entonces con un álbum, ‘The rising’, de rearme emocional, invitándonos a levantarnos de nuevo, caminando a tientas entre la humareda y los fantasmas de aquella “city of ruins”.

En la salud y la enfermedad

A lo largo de los años, Springsteen ha cantado por los derechos humanos, a favor de los músicos desprovistos de atención médica y contra la lluvia ácida; para combatir la pobreza global y para socorrer a las víctimas de los desastres naturales; por la lucha contra el hambre y en apoyo a los granjeros, a los veteranos de guerra y al equilibrio ecológico del río Hudson; para combatir el cáncer y las enfermedades neuronales, la exclusión en la ciudad de Nueva York y las crisis sanitarias globales, de la mano de la Cruz Roja. Bruce al rescate, sí, una y otra vez, alzando su voz de un modo publico, porque dar ejemplo y poner el foco ayuda a la causa, o alargando la mano sin hacerse notar. También ahora, ante esa covid-19 que debe empujarnos a sacar lo mejor de nosotros.