«Venimos en son de paz! ¡Rogamos el cese de las hostilidades!», bromean Silvia Abril y Andreu Buenafuente sobre su papel de maestros de ceremonias en la próxima gala de los Premios Goya que, en su 33ª edición, se celebrará en Sevilla el sábado. ¿Existe de verdad una maldición sobre todo aquél que se atreve a presentar estos galardones? «Es un estigma absurdo», cuenta Abril. «Y si la hubiera, nos hemos puesto como tarea romper con esa dinámica».

Es la tercera vez que Buenafuente asume el reto, aunque son muchas las cosas que han cambiado desde el 2010 y el 2011. Por ejemplo, la incesante actividad en las redes sociales, una cuestión que amargó la existencia a Dani Rovira durante los tres años que se encargó de la misión al verse cuestionado de manera constante. «Somos analógicos. El actor es analógico. Tiene su cuerpo y su talento para provocar y crear un momento único. Después, todo eso lo procesa la gran bestia digital y es una locura, porque incluso se buscan lecturas donde no las hay. En las redes campa a sus anchas el sobreanálisis», reflexiona Buenafuente.

El humorista, presentador y productor piensa que le damos demasiada trascendencia a las redes, y que se está elevando a la categoría de noticia lo que allí se dice. Para él, el verdadero termómetro es el café del día siguiente, el momento en que entra a una cafetería y la gente le felicita o le ignora. «Si lo has hecho bien, se nota en la calle. Las redes solo son una parte de la realidad».

El anuncio

El anuncio de la ceremonia, en el que la pareja se disfrazó de Yoko Ono y John Lennon parodiando su famosa performance pacifista desde una alcoba, ya constituyó una declaración de intenciones. A su alrededor, muchos periodistas intentando ofenderse mientras ellos proclamaban amor y relax. «Lo que necesitamos es querernos un poco más todos, relajarnos y no lanzarnos los cuchillos continuamente».

Y es que desde que Ricky Gervais puso de moda las ceremonias punzantes, parece que muchos premios han intentado copiar el modelo para hacer sangre desde el escenario. Y como ya se pudo comprobar en la pasada edición de los Feroz, presentada por la actriz Ingrid García-Jonsson, este esquema no siempre funciona para todos.

«Nos hemos obsesionado con lo que hacen los demás cuando deberíamos ser fieles a nuestra manera de hacer las cosas, sin intentar reproducir patrones que a nosotros no nos salen», dice Abril. Por eso, la pareja va a apostar por hacer lo que mejor se le da: entretenimiento con mordiente, con su estilo. «Lo que tiene que haber son buenas ideas, un buen guion, un control del clima, de la emoción, del espectáculo en los espacios que quedan entre los premios».

El Terrat hará la producción, lo que les da una cierta tranquilidad. ¿Habrá música? Sí. ¿Habrá sketches? También. ¿Colaboraciones? Algunos cameos que les hacen ilusión. ¿Reivindicaciones, política, activismo? «La gala va a ser un reflejo de los temas que nos preocupan como sociedad», dice Abril. «Pero no vamos a hacer un especial hincapié en cuestiones políticas». ¿Intentarán innovar? «Somos el primer matrimonio que presenta los premios, vamos a hacernos fuertes ahí», bromea Andreu Buenafuente.