Las divas también son simpáticas, alegres, cómplices, lanzan guiños, gastan bromas y son capaces de transmitir naturalidad y humanidad. Al menos la brasileña Gisele Bündchen, la diva de las pasarelas, es así como se muestra en la cercanía. Ayer aterrizó en Madrid para presentar la nueva línea de sandalias con su nombre, Ipanema Gisele Bündhen --cuya venta sirve para apoyar la causa ecológica de los poblados indígenas de su país--, pero lo que iluminaron los flashes de los fotógrafos no fue solo a la reina de las maniquís. También a un nervio de mujer, juguetona y dicharachera, que esconde a "una chica normal" bajo un cuerpo de vértigo.

"Provengo de una familia muy sencilla, somos cinco hermanas y desde pequeña me enseñaron a compartir. Ahora, después de estar con los indios de mi país, he vuelto a recordar que para ser feliz no hace falta demasiadas cosas. Ellos solo necesitan agua limpia", contó la modelo, preguntada por las reflexiones tras su visita a los poblados indígenas del río Xingú, un afluente del Amazonas amenazado por la deforestación.

Bündchen viajó el pasado verano hasta la selva para rodar el anuncio que promocionará sus sandalias, diseñadas por ella y decoradas con motivos gráficos de los indios Kisedje. Como si se tratara de una indígena más, la modelo posa en el vídeo y las fotos publicitarias ataviada con las plumas y los abalorios de los indios a los que quiere ayudar.

Lo considera una obligación moral: "La primera vez que viajé al Amazonas, hace dos años y medio, los indígenas me pidieron ayuda. Entendí que era mi deber llamar la atención sobre el peligro que corremos si destruimos el mundo en el que vivimos", señaló la maniquí.

¿Sería el amor lo que despertó su conciencia ecológica? "No. Es cierto que en aquel viaje vino conmigo Leo, pero no me sentí conmovida por su compañía, sino porque soy brasileña y me duele ver lo que le están haciendo a la naturaleza de mi país", resolvió la presunta exnovia de Leonardo DiCaprio.

No se la veía intimidada al hablar de su vida privada. ¿Eso que dicen de que está embarazada? "Me asombra la capacidad que tiene la gente para inventarse cosas". ¿Piensa dedicarse al diseño y dejar las pasarelas? "No sé lo que pasará en mi vida mañana. Si me siento bien haciendo algo, lo hago. Si no, lo dejo".

Lo mismo respondía en inglés, que en castellano o en brasileño. Pero en todo momento mostraba el desparpajo de quien está en su salsa. Cuando acabó de hablar y posó haciendo muecas para los fotógrafos quedó claro por qué a una top le pagan 300.000 euros por un desfile.