Neverland, la tierra de nunca jamás en forma de rancho que Michael Jackson compró en 1988 en el condado de Santa Bárbara, ha echado el cierre. Y no precisamente por decisión del rey del pop. Han sido las autoridades californianas las que han puesto fin a los 18 años del ficticio y mágico mundo de Peter Pan recreado por el cantante. De momento, y hasta que Jackson no renueve el seguro para los empleados, su propiedad de 11 kilómetros cuadrados al más puro estilo Disney, con parque de atracciones y zoo, permanecerá cerrada.

El estado de California tomó la decisión el jueves y multó al cantante con 57.500 euros (830 por cada empleado) porque el seguro de compensación ha caducado. Al parecer, Jackson no paga a 47 de sus trabajadores desde que dejó el rancho con destino a Bahrain, y ahora tendrá que enfrentarse a otra batalla legal después de que un empleado denunciara esta semana que su compañero, accidentado en Neverland, no tenía el seguro médico en regla.

"La cobertura caducó el 10 de enero", anunció Dean Fryer, del Departamento de Relaciones Industriales de California. Fryer explicó que Jackson y su familia pueden vivir en Neverland, y que la estrella podría mantenerlo abierto siempre y cuando contrate a una compañía externa cuya plantilla esté asegurada.

Jackson, que en junio del 2005 fue absuelto en el juicio por supuestos abusos a un menor, ha pasado la mayor parte del tiempo en Bahrain y no estaba en el rancho cuando llegaron las autoridades para cerrarlo y anunciar la multa. Previamente, había sido citado por violar las leyes laborales al no pagar a 47 empleados de los 69 empleados desde diciembre. En la carta de citación figura otra multa de 83.300 euros y la exigencia de abonar los salarios que debe por valor de 255.000 euros. Hasta ahora, la portavoz del artista no ha dicho una palabra sobre este asunto, una noticia relacionada de nuevo con la precariedad de su estado financiero por las deudas acumuladas y los enormes gastos derivados de su estilo de vida, que incluían el mantenimiento de elefantes, jirafas, serpientes, tigres y un cocodrilo. Todos siguen viviendo en Neverland, por lo que Fryer notificó el cierre a las agencias de protección de animales para que se encarguen de su cuidado.

Los responsables del rancho tienen cinco días para apelar la orden y la multa. Si el personal viola la prohibición y pisa estos 2.600 acres, las autoridades presentarán una demanda en firme.

CARO MANTENIMIENTO Ya hace un tiempo se conjeturó con la venta del rancho, por el que Jackson pedía 22,5 millones de dólares (18,75 millones de euros), aunque las agencias inmobiliarias cifraban su valor real en la mitad, y su mantenimiento anual en 2,5 millones de euros, una cantidad para que las instalaciones, entre ellas las cuadras, el tren, el museo, el cine y la heladería funcionen.