Buscando la perfección no es un documental sobre John McEnroe, aunque tenga al revolucionario, inflamado y díscolo tenista estadounidense como elemento central a lo largo de todo el metraje. De hecho, es una reflexión, espléndida, sobre cómo se debe filmar el tenis. Su director es Julien Faraut, pero la mayoría de las imágenes que vemos en la película fueron capturadas por Gil de Kermadec, un forofo tanto de la cámara como de la raqueta.

Kermadec realizó en 1966 el primer estudio cinematográfico serio sobre el tenis a partir del cuerpo, la estrategia y el movimiento de los jugadores. Después se especializó en filmar el torneo parisino de Roland Garros: él y su operador se colocaban en lugares discretos, que no molestaban ni a los espectadores ni a los tenistas, y filmaban partidos enteros que luego convertían tanto en documento de archivo como en objeto de estudio. Ninguno de los reportajes televisivos les superaba, de modo que se convirtieron en los auténticos cronistas del torneo parisino.

En la década de 1980 fue el gran director de McEnroe. Le filmó siempre que pudo y capturó como nadie lo ha hecho su táctica en la pista y el carácter airado, sus golpes magistrales y las discusiones constantes con los árbitros. El documental de Faraut nos explica la mejor manera de filmar este deporte en el que, según Kermadec, siempre es más importante el jugador que el resultado del partido. Por eso en muchas escenas no se ve el rival de McEnroe. Jimmy Connors, Björn Borg o Boris Becker quedan fuera de campo, como si el estadounidense jugara consigo mismo.