Antonio lleva más de dos horas en el coche para llegar a tiempo desde Sevilla, al igual que Cristina, Tina y Juan. Amalia ha recogido lo antes posible la tienda, para al menos, llegar a una caña antes de que empiece. A Lola le ha supuesto menos esfuerzo porque vive en Badajoz, pero si es cierto que antes de poder salir, ha tenido que dejar las órdenes claras en casa para que no hubiera ningún desmadre con los niños. Carlos sí, Carlos ha venido desde Madrid expresamente y aunque mañana tenga que volverse, no ha querido perdérselo…, son los otros caminos que han llevado a Jesús Ortega. Ese Camino que tuvo su estreno absoluto el pasado día 5 de julio en el Teatro López de Ayala en el marco del Festival Flamenco y Fado de Badajoz, y que ha dejado claras dos cosas: que Jesús Ortega, su baile, su esencia, su arte y su propia personalidad congrega a aficionados y curiosos en torno a todo lo que hace, y que el baile, lejos de estar solo en el cuerpo, está en la cabeza.

Hoy por hoy, Jesús Ortega es la mejor carta de presentación del flamenco de Extremadura. Porque su Camino ya está suficientemente asentado como para enfrentarse a cualquier reto, y porque además de bailaor, es un excelente coreógrafo, y director artístico. Algo totalmente imprescindible si se quiere presentar al público calidad, orden y concierto. Y si no, pregunten en cualquier festival flamenco de España o de cualquier otra parte del mundo. Ya no se concibe ningún espectáculo sin una dirección que sepa lo que quiere, y sobre todo, que sepa lo que se merece el público. Para el arte por el arte están las peñas flamencas; y los teatros, para dar flamenco en papel de regalo.

Y un regalo, eso es lo que ofreció Jesús Ortega a los asistentes que llenaron el Teatro López de Ayala, un presente que arrancó con ese otro, como nos contaba Ortega en la entrevista publicada el pasado sábado día 30 en este mismo periódico, que le ofreció Paco Suárez. La generosidad, que como el compás, es imprescindible en el flamenco (y en la vida, ya puestos).

Sorprendió al respetable con una puesta en escena de impresión. Camino sobre un fondo rojo que ya nos invitaba a derrochar vitalidad y pasión, mientras nos removíamos en las butacas, y terminábamos de saludarnos unos a otros. Los que seguimos a Jesús Ortega somos legión.

Y en medio de esa pasión vital, apareció, bajo la lámpara de cristal del salón en el ángulo oscuro David Palomar y nos dejó un regusto de sal de la bahía y la constatación de que los buenos cantaores y artistas no se pueden bajar de un escenario sin cantar por derecho. Nobleza obliga. Ahí demostró la categoría, y durante el resto de la noche, la generosidad.

Bandera extremeña

Jesús bailó, como bien le aconsejó el maestro Francisco Zambrano mandando y el resto del elenco estuvo mucho más allá de la propia responsabilidad. Ese José Gómez Fefo, Manuel Pajares e Ismael Solomando acompañados de la elegante flauta de Ostalinda Suárez, Ramón Porrina a la percusión y la guitarra de Juan Manuel Moreno con ese peazo de oído y gusto musical, que desplegaron la bandera extremeña del esfuerzo, la categoría y el tesón.

Este Camino de la pura Extremadura, empieza a recorrerse. Con el trabajo y el esfuerzo como mejor opción como así nos ha demostrado Jesús Ortega. Con la generosidad, como garante de nuestra categoría. Con la humildad, como velocidad crucero. Con el saber estar, dentro y fuera del escenario. Con la capacidad de hacer soñar, con la capacidad de hacernos volar con esa fuerte fragilidad de Zaira Santos, Cristina Gallego, Rocio Alcalde y Rosa Belmonte y, sobre todo, con ese saber estar a la altura, de un público que abarrotó el Teatro López de Ayala. Gracias.

Y gracias a Leire Iglesias, consejera de Cultura por su presencia. Por ejercer su responsabilidad sin presiones, pregones y aspavientos, por conocer y reconocer que a Extremadura se la gobierna como somos: sencillos, humildes, responsables y con hambre de orgullo patrio.

Ayer Jesús Ortega nos indicó el Camino. Gracias a ti, consejera, y a todos los que ofrecieron su ayuda para transitarlo. Y ahora a seguir, despacito y a compás.