Durante un tiempo, Gabino Diego fue escribiendo sobre hechos que le habían ocurrido a él y otros que le habían contado. Mediante la escritura transformó los hechos en historias y así fue cosiendo un espectáculo que ha resistido una década, Una noche con Gabino. Ocho años después . Con él regresa a Extremadura meses después de su representación en Badajoz. Hoy comparece ante el público del teatro Carolina Coronado de Almendralejo.

Su montaje, con el que lleva meses recorriendo los teatros de España, es una aproximación autobiográfica de sucedidos, anécdotas ocurridas al actor zangolotino de El viaje a ninguna parte , que lo descubrió para el público.

Solo ante los espectadores, habla pues de su vida y la de otros, y canta, una de sus pasiones frustradas. En el fondo de un espectáculo como este se encuentra la fascinación del artista por aquellos otros, como los norteamericanos, que cuentan su vida en directo, sobre un escenario. Esa forma de teatro le sedujo tanto que pensó en construir una versión sobre él mismo.

No olvida en ese centón de anécdotas rescatadas que conforman Una noche con Gabino su encuentro con el rey Juan Carlos y la conversación que mantuvo con él a propósito del físico clavado a Felipe IV que Diego exhibe en la película El rey pasmado o las malas críticas que recibió en sus comienzos, con recomendaciones para que se dedicara a otro oficio en lugar de la intepretación.

En una entrevista con este diario con motivo de la función de Badajoz, Gabino Diego explicó que este montaje se había ido transformando con las sucesivas funciones. "Ahora está en su mejor momento", afirmaba el actor.

En esta noche teatral se alternan "el éxito y el fracaso, mi profesión y la gente con la que me he encontrado", en donde el propio actor se parodia. "Aparezco como un personaje un tanto clown, al que al principio no le salen las cosas y lo ven como un inútil y las críticas que escriben sobre él son nefastas".