Carlos de Inglaterra, el príncipe ecológico, antes de levantar el dedo acusador, debería sanear su despensa. Algunos de los alimentos biológicos de su aristocrática firma, Duchy Originals, poseen unas cantidades de sal y grasa tan poco recomendables como el más barriobajero de los perritos calientes. Después de haber arremetido contra las hamburguesas de McDonald´s, ahora resulta que un Big Mac contiene menos grasas y calorías (229) que las empanadas (264) comercializadas con el nombre de Cornish Pasty por la marca de su alteza real.

Comida rápida Carlos abogó recientemente, durante una visita a un centro médico de Abu Dabi, por la prohibición de la comida rápida de la cadena norteamericana. De esa forma, dijo el príncipe de Gales, se mejoraría la dieta de la humanidad y de los dos millones de británicos que frecuentan esos establecimientos. La cadena de alimentación acusó entonces al heredero de desconocer el esfuerzo de la compañía para mantener una agricultura sostenible y mejorar el valor nutritivo de su menú.

Tan abrupto comentario ha desatado algunas comparaciones, que, como siempre, son odiosas, con los productos que el príncipe comercializa. Y los resultados de los análisis no son todo lo saludables que cabría esperar para una marca que se vende bajo el epígrafe de "productos orgánicos". El pastel de cordero biológico con Madeira, por ejemplo (539 calorías), tiene "demasiada grasa, demasiada sal y más de un cuarto de las calorías recomendadas diariamente para una mujer", asegura la dietista Catherine Collins. "Su consumo regular es contraproducente para la salud", aconseja la misma especialista en nutrición.

Tampoco se salva de la quema nutricional la sopa de espinacas frescas con nuez moscada y salvia. "Dos tercios de las calorías de la sopa vienen de la grasa, el doble de lo recomendado por porción. Tiene un alto contenido en sal y el valor nutritivo es muy bajo", asegura la experta Collins.

Aunque su precio no está al alcance de todos, en calidad, sabor y gusto refinado los productos de la corona británica superan a los de EEUU. Sin embargo, antes de clamar en nombre de la salud pública por una alimentación más sana y saludable, es mejor que el príncipe de Gales revise su libro de recetas.